domingo, noviembre 29, 2009

Llegó el frío

"Chop, chop", canturrea el cocido a fuego lento sobre la vitro. Su olor inunda la cocina. En el salón Alonso devora el "Esquire". Sobre la mesa, un montón de periódicos. Álvaro disfruta con uno de los regalos que le hicieron sus amigos, la pista de coches "Hot Wells". Diego repasa sus exámenes de evaluación. En sus descansos, un partido de tenis en la Wii. Sufro al ver perder a Del Potro (¡qué hombre!) en la final de la ATP. Una siesta tras la comida. El teléfono está mudo. La lluvia, el frío, el aire huracanado dominan el exterior. La calefacción caldea el hogar. Primer fin de semana invernal, sin vida social, todos juntos en casita.
-¡Me encanta! -susurro al estilo Julio Iglesias al contemplar mi genial familia.

viernes, noviembre 27, 2009

Seis añazos


Álvaro soplando la fantástica tarta que hicimos el día anterior


-Mamá, ¿te puedo ayudar?
-Sí, parte las galletas y ponlas en la thermomix.
Álvaro ejerció de pinche de cocina y elaboramos una deliciosa tarta de queso (¡otra de mis perdiciones!) para endulzarnos la vida.
-Ahora, a dormir, que mañana es tu gran día.
Y el jueves 26 su hermano Diego le despertó tirándole seis veces de las orejas y su padre y yo nos lo comimos a besos y arrumacos. 
-¿Dónde está mi regalo? -preguntó con una amplia sonrisa y legañas en los ojos.
-Tendrás que buscarlo... frío, frío... templado, templado... Huy, que te quemas.
Abrió mi armario y encontró su tesoro.
-¡La máquina de alienígenas de Ben 10! -gritó pletórico.
En la foto, su primera fiesta. Esta tarde lo celebará con toda su pandilla de amigos y el fin de semana eligirá su gran comida.
Y digo yo, ¿así cómo voy a adelgazar?
¡¡Felicidades, ratón!!

martes, noviembre 24, 2009

Bici paranormal

El aire sopla con fuerza, el viento se cuela entre la ropa, los kleneexs retiran los moquillos helados que salen por mi nariz y el pelo revolotea sin control. Ángeles, a mi lado, se esconde bajo su cazadora. Aceleramos el ritmo del paseo para ver si así espantamos al frío. Diego, Álvaro y Alejandro pedalean emocionados por el parque y detrás, nosotras tiritando y con la merienda a cuestas.
-Parece que a Diego se le ha salido la cadena -le comento a Ángeles con voz helada al ver la bici tirada en el suelo y a los niños revoloteando a su alrededor.
Ella asiente.
Nuestro informe técnico fue erróneo: el cambio de la bici estaba totalmente torcido, no había forma de colocar la cadena ni de que la bici se moviera.
-¿Les puedo ayudar? -preguntó un amable chaval que debió alucinar al ver el panorama: dos madres heladas intentando desentrañar los misterios ocultos de una bicicleta.
-Pues te lo agradecería... -contesté con mis manos negras por la grasa de la cadena.
-Huy, qué mala pinta tiene esto. ¿Se ha caído el niño de la bici?
-¡¡No!! -contestamos todos al unísono.
-Pues es una avería importante. Si queréis puedo tirar del cambiador de marchas (o algo parecido) para que podáis llevar la bici como si fuera un patinete pero corremos el riesgo de que se rompa.
-¿Controlas de bicis? -pregunté un poco intrigada.
-Sí, desde hace dos años soy técnico de reparación de bicicletas y jamás había visto una avería como ésta en una bici prácticamente nueva.
-Bueno, pues tira de donde tengas que tirar que a este paso nos vamos a congelar...
El agradable chaval tiró y logró que la bici se moviera.
Hasta el coche, un mínimo de dos kilómetros, el frío se multiplicó y nosotras además de llevar la merienda portamos la bici...
-Ángeles, ¿por qué siempre nos tienen que suceder cosas extrañas? Nos persigue un manada de burros, nos ataca un perro salvaje, se cae el perro del maletero cuando voy con tus hijos, se nos rompe la bicicleta de forma extraña...
-No sé, Emma, pero tal vez sea mejor que no volvamos a quedar -soltó Ángeles entre risas al despedirnos.
-Alonso -exclamé al entrar por la puerta-, no te vas a creer lo que nos ha ocurrido...
-De ti me creo cualquier cosa, amor.
-Huy, ese tonito no me gusta nada...
-Venga, qué extraño suceso paranormal te ha ocurrido esta vez.
-Pues que se ha roto la bici de Diego.
-¿Se ha caído?
-No, no, ha sido mientras pedaleaba. Se ha roto el cambio de la bici y...
Y Alonso puso esa cara que intenta contener el ataque de risa y sorpresa por nuestra historia surrealista.
-

viernes, noviembre 20, 2009

¿Dónde está?

Miro a la izquierda, a la derecha, al frente, detrás... No le veo. Comienzo a gritar como una loca y a correr. Los pasillos se difuminan como en "Matrix". Soy el centro de atención: mirada perdida, cuello girando casi a 360 grados, cara roja congestionada...
La desesperación se multiplica por segundos.
En atención al cliente mi voz entrecortada da los datos más relevantes.
-Niño de cinco años, pantalón gris, jersey rojo... Se llama Álvaro Alonso.

-Tranquilícese -me dice una empleada mientras observa mi histeria.
De nuevo corro por el centro comercial, vocifero el nombre de Álvaro, tuerzo y me retuerzo por los cientos de pasillos, la megafonía insiste sin parar: "Por favor quien vea a un niño de cinco años perdido que lo acerque a atención al cliente. Su nombre, Álvaro". La gente me mira con cara de compasión. Siento la falta de oxígeno y la llamada insistente del asma. Acudo a la sección de juguetes, a la de adornos navideños... ¡Pero dónde se ha metido!, grito neurótica perdida.
Una mujer vestida de rojo corre hacia mí con una bandeja en su mano.
-¿Está buscando a un niño?
-Sí -contesto conteniendo las lágrimas.
-Lo acabo de dejar en atención al cliente. Le he dado un bombón pero me ha dicho que es alérgico a los frutos secos, por favor que no se lo tome tiene cacahuetes.
-Ay, muchas gracias -logro decir al abandonarla.
Ahogada llegó a atención al cliente y veo a mi "ratón" con ojos llorosos. La emoción derrama mis lágrimas.
-Cielo, ¿dónde estabas? -preguntó entre abrazos y besos.
-No sé qué ha pasado.
-Tranquilo.
-Mamá, mira lo que me han dado: una hucha, una canasta... 
Observo a las dependientas y al servicio de seguridad de Hipercor y les regalo la mejor de mis sonrisas y les expreso mi máximo agradecimiento.
-Mamá, ¿me vas a comprar el estuche de los Bakugan por mi nueve en el dictado?
-Claro, a eso habíamos venido -suspiro agarrándole de la mano, regulando mi respiración entrecortada y relajando mi corazón taquicárdico.

sábado, noviembre 14, 2009

El hombre de negro

Mi mente serieadicta y calenturienta
imaginó al detalle la situación:

En mitad de una noche de viernes un hombre llamó a la puerta.
Alonso, impaciente, observó por la mirilla. Tras una oscura gabardina, un gorro de fieltro negro y unas gafas de sol (¡a esas horas!) se escondía la persona que él tanto anhelaba ver. El silencio reinaba en la casa. Los niños dormían y su mujer se había ido a una cena de amigas. Abrió la puerta presionando el manillar para que no emitiera ningún sonido.
-Buenas noches. ¿Me esperaba? -dijo el desconocido misterioso.
Bajo su brazo portaba una gruesa carpeta roída y el número de expediente, el 758 exactamente, marcado en su lomo.
-Sí, por supuesto. Pase.
Ambos hombres se sentaron frente al ventanal del salón. De fondo, el silbar del viento y hojas otoñales revoloteando y chocando contra el cristal.
-He hecho lo que me ha encargado. Ha sido difícil, pero lo he conseguido.
-Antes de que comience su relato quisiera ponerme una copa. ¿Me acompaña?
-Sí, tomaré lo mismo que usted.
Alonso abrió el arcón de la bebida, inspeccionó y extrajo un whisky de malta escocés, reserva, por supuesto. Los hielos chocaron al caer dentro de los vasos y se dejaron inundar por el líquido color oro con leves tonos ámbar.
Alonso se acomodó de nuevo en el sofá, respiró profundamente y preguntó lo que tanto temía.
-Y ahora, dígame, ¿qué ha descubierto sobre mi mujer?
El detective privado rozó sus gafas de sol, encendió un cigarro, retiró las gomas que sujetaban la carpeta, extrajo el expediente 758 y lo depositó sobre la mesa.
-Tengo buenas y malas noticias.
Alonso dio un trago largo a su copa.
-Dispare, por favor.
-Llevo varios meses siguiendo a su mujer, me he convertido en su sombra y creo haber descifrado toda la verdad. En el informe encontrará material fotográfico documentado y un informe detallado sobre todas sus actividades.
-Al grano, por favor.
-Sus temores eran infundados -un suspiro de alivio se escapó de la boca de Alonso- su mujer no le ha sido infiel. Es cierto que tiene mucha vida social, pero jamás ha cometido adulterio.
-Entonces, ¿cuál es la mala noticia?
-No sé cómo explicárselo, no tengo datos certeros, pero la actitud que mantiene su mujer la mayor parte de los viernes me ha hecho dudar. Cada vez que sale a cenar va con distintos grupos de amigas. Ella los denomina según su procedencia: Sando (compañeras del Saint-Dominique), Fifty (compañeras del trabajo, el 50% siguen allí y el otro 50% salió), Mamdi (mamás de los amigos de Diego), Mamal (mamás de los amigos de Álvaro), Fem (aquí no puede abreviar)... Tardé en descubrir sus códigos y en el informe verá que hay algunos pendientes de resolución.
-¿Y?
-Tras analizar la variedad de amistades femeninas que tiene me he planteado que tal vez su mujer...
-Mi mujer, ¿qué?
-Que tal vez esté escondida.
-¿Escondida?
-Sí, en el armario.
Una enorme carcajada rompió el silencio nocturno.
-Pues habrá sido su sombra durante todo este tiempo, pero creo que no conoce a mi mujer -intentó decir Alonso entre risas-. De todas formas, le diré que me ha alegrado la noche, que sus suposiciones me han parecido muy divertidas y que hoy dormiré a pierna suelta.
El hombre misterioso y desconocido estrechó la mano de Alonso y le entregó el expediente 758.
-Si me necesita para otro encargo, ya sabe dónde localizarme- dijo al despedirse y perderse por la oscuridad de la noche.
Alonso tras hojear el informe y las pruebas documentales escondió el expediente y se fue a dormir con su sonrisa.
A las dos y media de la madrugada, abrí la puerta de casa y el pánico me invadió. Tras unos segundos inmovilizada, corrí por la escalera, entré en la habitación y salté sobre él.
-Alonso, ¿quién ha estado esta noche en casa?
-Nadie -contestó somnoliento y asustado.
-Mentiroso, la casa huele a tabaco.
-Pero si tú fumas...
-Sí, pero en el jardín, sabes que en casa está prohibido y tú no fumas.
-No ha venido nadie, en serio.
-No me mientas...
Callé un instante, empecé a bajar la cremallera de mis botas y una idea me atacó con fuerza.
-Alonso, ¿no tendrás una amante y te has atrevido a traerla a casa?
-No seas peliculera...
-Y por qué huele a tabaco.
-Pues yo no huelo a nada. ¿Qué tal tu cena?
-Muy divertida, con muchos cotis... Mañana te lo cuento mejor que ahora tengo mucho sueño y estoy un poco mosca con el olor a tabaco... A ver si voy a tener que contratar a un detective para que investigue tus movimientos...
-¡Qué tonterías dices!
-No sé, amor.

miércoles, noviembre 11, 2009

Primada en Oliete




Todos los primos en Oliete, paraíso turolense

Roberto nos dio el pistoletazo de salida: "Cayetana está mucho mejor, podemos irnos". Mi prima María elaboró la lista de comida, Roberto la acompañó a la compra, yo preparé un puré y sin darnos cuenta los maleteros rebosaron de bicicletas, maletas y comida, mucha comida. El sábado por la mañana invadimos la casa de Oliete (Teruel). Seis más seis, doce. Doce personas compartimos tres días fantásticos en los parajes turolenses.
Contaré que no paramos: estuvimos en el observatorio de aves rapaces de Alacón, buitres no vimos, pero sí los restos de sus manjares; en la Sima de San Pedro -la mayor de Europa-, una fractura en mitad de la montaña con una profundidad de más de 108 metros y una boca de 95 metros de diámetro. En el fondo, un inmenso lago en el que convive una amplia variedad de especies de animales (ranas, pájaros, murciélagos...). Y cómo no, subimos los 256 escalones para contemplar el Pantano de Cueva Foradada, acudimos al Monasterio de Arcos, admiramos las huellas de dinosauriso de Ariño y el último día trepamos hasta un risco para descubrir las pinturas rupestres de Oliete y el fuerte aire casi nos hizo volar.
Además de las visitas turístico-culturales compartimos risas familiares. Los niños (Diego, Mónica, Álvaro, Vitín, Manuela y Cayetana) jugaron, montaron en bici, recogieron piñas para la chimenea y disfrutaron al compartir tres días entre primos.
Los mayores (Juan Fran, Víctor, Roberto, María, Virginia y yo) nos aguantamos los unos a los otros (es lo que tiene la familia, je, je), cenamos en el Higinio, tomamos unas copitas en casa... Hablamos y hablamos, reímos y estuvimos muy pendientes de la chimenea para no quedarnos helados.



ANÉCDOTAS
  • Diego. Como un mayor se sentó en la barra del Higinio y se zampó el solito un platazo de aceitunas, pan y una coca-cola. Disfrutó al ir y volver en bici al pantano. Y pese a mis dudas por tanta juerga y poco estudio, sacó un nueve en "cono". ¡Ha heredado el memorión de su madre, je, je!
  • Vitín. Por fin empezó a pedalear sin ruedines. Un campeón.
  • Manuela. Refunfuñó cuando sus primos "mayores" no la hacían caso y rió cuando era la estrella.
  • Álvaro. Se negó a comer con la cubertería con mango rosa (¡faltaría!). "Yo con tenedores normales", exclamó horrorizado al ver los cubiertos.
  • Cayetana. Pura sonrisa... Siempre que su padre la llevara a hombros, por supuesto.
  • Mónica. Subió hasta la iglesia de paquete en la bici de su primo y lanzó hechizos de la bruja Kika.
Podría contar mil anécdotas más, mil detalles... Pero, tal vez, una imagen valga más que mil palabras (o varias imágenes...). 


miércoles, noviembre 04, 2009

Doctora House




Hay días en que la autoestima se multiplica por mil. Hoy es uno de ellos.
-Emma, me encuentro fatal. Esta noche no he dormido nada. Me despierto continuamente con sequedad de garganta y carraspeo. Ya no sé qué hacer. A lo largo de este año me han hecho mil pruebas: análisis, han comprobado que no tengo apnea después de dormir una noche en la unidad de sueño... Y no dan con mi mal. ¡Qué desesperación! -se quejó mi padre por teléfono.
-Pero sólo te ocurre por la noche, ¿no?
-Sí, durante el día estoy mejor salvo que estoy cansado por dormir tan mal. No lo entiendo, ayer por ejemplo cené unos mejillones al vapor...
-Papá espera, ahora te llamo, quiero comprobar una cosa.
Bajé como una loca al ordenador y empecé a buscar en Google. ¡Eureka!, grité y llamé rápidamente a mi padre.
-Papá, no te rías de mí, pero te voy a proponer una cosa. No pierdes nada por hacerme caso y puede que así solucionemos tu sequedad de garganta.
-Tú dirás, Emma.
-Al contarme lo que te ocurre me he acordado de un capítulo de House en el que el paciente está a punto de morir hasta que House se percata de que es alérgico a la quinina.
-¿Y?
-Pues que el paciente tomaba gin-tonics y la tónica tiene quinina, en dosis muy bajas pero si eres alérgico te produce grandes daños. Siempre he pensado que tu sintomatología era claramente alérgica, prueba no tomar tónica y así vemos si es que eres alérgico a la quinina.
-Emma, parece de coña.
-Ya, pero todas las noches te tomas un gin-tonic y justo después es cuando empiezas con el malestar.
-Sí, pero...
-Tal vez me equivoque, pero no perdemos nada.
-Está bien, haré lo que tú dices.
Mi padre me hizo caso y, oh, misterios de la vida, esa noche durmió plácidamente, sin despertares bruscos y sin molestias en la garganta.
-¿Qué tal has dormido, papá? -le pregunté a primera hora de la mañana.
-De un tirón, Emma, es increíble... Fíjate que antes había eliminado la ginebra, pero a cambio me tomaba un bote de tónica con hielo. Era peor el remedio que la enfermedad... Es surrealista.
Ha pasado más de una semana. El tratamiento parece que funciona y yo, que soy súper modesta, estoy emocionada por haber dado con el quid de la cuestión, por ser serieadicta y por tener una memoria de elefante que me permitió hacer tan fantástico diagnóstico. ¡Gracias Dr. House!

lunes, noviembre 02, 2009

Terrorífico Halloween


Un esqueleto y un zombi asustaron al vecindario


Una vez tomada la decisión (¡el sábado súper fiesta de Halloween en casa!) y tras comunicársela a mi santo que puso cara de pocos amigos, empecé con los distintos motivos para la decoración: murciélagos, arañas, calabazas... y a elaborar en mi mente un menú terrorífico acorde con las circunstancias. Alonso entraba cada día, observaba y mostraba su sorpresa: la pequeña mesa del salón simulaba ser el ataúd de Drácula, las telas de araña flotaban por cada esquina...
-Emma, tu pasión por organizar fiestas es enfermiza... -decía a media voz intentando que no le oyera.
-¡Qué exagerado Alonso! -contesté mientras los niños me ayudaban a colgar un tétrico esqueleto al que se  le iluminaban los ojos rojos y chillaba como si le estuviesen degollando.
Mi gran optimismo me hizo creer que el viernes iba a tener tiempo para rematar los pequeños detalles que aún me faltaban. Me equivoqué: comida en casa de mi abuela con mis primos Marcos y Carlos, charla de madres al ir a recoger a los niños al colegio... A las siete entré por la puerta de casa, Álvaro y yo invadimos la cocina para preparar la tarta de "ojos con sangre" (¡lo que me costó que los ojos se sumergieran en la gelatina!, una auténtica pesadilla!) y las uñas de vampiro. Miré el reloj y sentí que el tiempo me apresaba. Rápidamente acicalé a mi pequeño, preparé su cena, me restauré como pude y según entró Alonso por la puerta, le besé y me despedí de él.
-Cielo, me voy, tengo cena con las "dominicas". En breve, vendrá Diego que se ha ido a casa de Acasuso, Álvaro ya está duchado... Te quiero... ¡Cuídame a las fieras!... Ah, ten cuidado con las telas de araña y que Lucas no clave sus uñas en el ataúd de Drácula...
Alonso, asintió y ni me contestó (¿pensará que estoy loca?).
Pasé a recoger a Marta y nos juntamos con el resto (Marisa, Sylvia y Mamen) en el restaurante "Tomate" (súper "in", que para eso somos dominicas). La velada estuvo salpicada de anécdotas, risas, alguna que otra crítica (¡que somos dominicas y no lo podemos evitar!, je, je) y muchas dosis de felicidad. Sin darnos cuenta entre mojitos y gin-tonics nos dieron las tres de la mañana. Sonreí feliz, ¡iba a tener ojeras naturales en Halloween!
El sábado brinqué de la cama a las diez, preparé los "mocos con huevo", "las lombrices asquerosas", "el sorbete de monstruo"...
-¿Vas a venir al fútbol? -me preguntó mi Alonso al verme tan atareada.
-Por supuesto, amor.
Y allí me fui yo, la gran forofa del "Santa María de Hispanidad" a gritar como una loca, a animar y a disfrutar, a disfrutar porque ganamos.
Salimos ilusionados y pletóricos del partido.
-Alonso, ahora que lo pienso hay mucha comida para cenar pero nada para comer...
-Venga, vampirilla, nos vamos a un italiano a comer.
Por fin, a las ocho de la tarde comenzó la invasión: vampiros, esqueletos, zombis, brujas, arañas... Las pociones mágicas embrujaron el ambiente, la sangre se diluyó entre ojos sangrantes.... La puerta sonaba cada cinco minutos, momias y dráculas pedían caramelos... Todos reímos, soñamos entre telas de arañas, gritamos con los sustos infantiles... Y, como remate final, los fuegos artificiales hicieron sentir a los pequeños monstruos que vivían en un mundo de ensueño. ¡Feliz Halloween!


IMÁGENES DE HALLOWEEN