domingo, mayo 30, 2010

El pasado ya está aquí

Regreso al pasado


Examen de cono en inglés, estudiar una poesía, deberes de matemáticas, comprar un compás... Las palabras de mis hijos se cuelan por mis oídos y siento como la cuesta final del curso escolar aumenta su grado de inclinación. Hipnotizada por el divino calor primaveral dejo que el tiempo se escape en el jardín. Un brote de responsabilidad me empuja a la sensatez y tomo las riendas de los deberes. La pereza sobrevuela.
Todo llega. El fin de semana nos abraza con pasión y nos dejamos seducir. El sábado, regreso al pasado en Arqueopinto. Los niños escuchan con emoción las explicaciones del pintoresco guía, investigan por las distintas cabañas y corren al curso de "realización de flechas" mientras los padres volvemos al presente al lado de unas frías cervezas, placer divino, en una terracita. La noche nos tentó para que fuéramos todos juntos a cenar y seguir con nuestras risas y tertulias. Dicho y hecho.
El domingo, planazo total: piscina matutina, limpieza de coche por presión de mis hijos (Mamá, ¿hace cuánto que no limpias el coche?... Por lo menos limpia el cristal.... ¡Que no tienes líquido para limpiarlos!... Jo, mamá, ¡eres un desastre automovilístico!) y al jardín a devorar "Sangran las piedras", de Frances Flyfield, a tomar un aperitivo y a recargar el cuerpo de un poco de energía, que falta me hace.

martes, mayo 25, 2010

"Barbiquiu" avileña


En el trayecto hacia las tierras de Ávila, mi cabeza tuneó la canción de los payasos:

¡¡¡Vamos de paseo
pi, pi, pi
a casa de Pepo
pi, pi, pi
¿Cuál es el desvío?
pi, pi, pi
Blanca nos guiará
pi, pi, pi!!!

Y mi adorada Blanca GPS nos hizo girar por todas las rotondas de Ávila antes de llegar al destino. Ella es así, genial.

Las razones de Pepo para invitarnos a su "barbiquiu" eran por todos conocidas: convidarnos por su cumpleaños y organizar entre la panceta y la sangría la próxima escapada de los 27 (niños incluidos) a Peñafiel. 

A los churumbeles las horas se les escaparon entre caballos, ocas, fútbol, pavos reales, risas, peleas con globos de agua, ranas y tortugas.
-¡Un día fantástico!- exclamó Diego.
-¿Podemos comprar esta casa?- preguntó Álvaro emocionado por tanta fauna.

Los menos jóvenes, que no mayores, aderezamos la conversación con plusvalías, movistar, colegios, gadgets tecnológicos, anécdotas del FEM comentadas por los Molina, fichajes futbolísticos y, entre bocado y bocado (¡no paramos de zampar!), intentamos planificar nuestra próxima escapada... Snif, no lo conseguimos.
Miento. Hubo un punto de acuerdo: Tino y JF se comprometieron a comprar churros todas las mañanas. Salvo este mínimo detalle todo quedó en el aire.

Ahora que lo pienso, creo que me he topado con la solución: ¡¡¡repetir la barbacoa para organizar el viaje a Peñafiel!!.... ¡¡¡Tengo que llamar a Pepo y a María!!!

Nota del autor: Omito incluir más imágenes por deseo expreso del anfitrión. Ay, qué mal sientan los años, je, je

miércoles, mayo 19, 2010

Será un sueño


Recuerdo los tórridos veranos de mi infancia. En cuanto salía un rayo de sol acudía con mis padres al Canal de Isabel II, complejo deportivo con pistas de tenis, piscina...-. Junto a mis amigos jugaba al pilla-pilla, a polis y cacos o al escondite y sofocábamos el calor con rápidos chapuzones en la piscina. De la fuente cercana al puesto de helados no paraba de manar agua fresca. Allí todos apagaban su sed. Menos yo. Los miraba perpleja y recordaba la palabras de "La Mendo", mi profesora de física: "las fuentes siempre tienen el mismo agua que circula a través de los vasos comunicantes". Cuando descubrí que esa teoría se aplicaba a las fuentes decorativas y no a las de beber ya era adicta a la coca-cola light.
Mi innata ingenuidad me hizo ser admiradora secreta de Clarín. Me encantaba su personalidad y su gran logro: haber conseguido durante tanto tiempo que su alias no quedara en el olvido. Leopoldo alias Clarín. En un examen de literatura, además de quitarme un punto, Milagros Alejándrez, la profe de lengua, tachó mis palabras con boli rojo y escribió: "Leopoldo Alas, Clarín". Callé mis dudas, investigué y descubrí que Clarín era su seudónimo y  Alas, el apellido.
Aquella desilusión se apagó una tarde que paseaba con mi abuela por Rosales y sin saber cómo le relaté el secreto que me había desvelado una amiga en el patio. Abuela, dije con voz apagada, ¿sabes que existe una piedra que si miras por ella ves a todo el mundo desnudo? Mi abuela empezó a reír y me contagié de sus risas. Al cabo de unos días, decidí cambiar de amiga. Siempre olvidaba la piedra en casa.

Con los años parte de mi ingenuidad se ha quedado en el camino, pero aún quedan reminiscencias. Por ejemplo, no sé si seré ingenua, pero creo que hoy ganará la Copa del Rey el Atlético de Madrid. ¿Será un sueño, ingenuidad o certeza?

lunes, mayo 17, 2010

La gran celebración



"Mamá, no se lo digas a papá pero a lo mejor me hago del Atlético de Madrid", me susurró Diego mientras caminábamos hacia el metro para acudir a la gran celebración de mi equipo, a la plaza de Neptuno. Los andenes bullían: gente con banderas, bufandas y gritos, muchos gritos. Los niños miraban sorprendidos y me agarraban disimuladamente para no perderse entre tanto gentío. En la salida de Banco de España quedamos con Yolanda, otra atlética de corazón, y su hijo David (Acasuso, para Diego y sus amigos). Neptuno presidía la muchedumbre.

Los niños treparon por las verjas de una ventana del Museo Thyssen Bornemisza. Desde la altura vieron todo el espectáculo de maravilla. Yolanda y yo nos poníamos de puntillas, botábamos al ritmo de las canciones, observábamos que Álvaro no cayera desde tantos metros de altura e intuíamos a lo lejos a los jugadores. Para qué explicar que ni vi a Forlán ni a su tableta de chocolate (¡cachis!). Todos gritábamos: "Atleti, Atleti, oe, oe, oe...", "¡Uruguayo, uruguayo!"... La histeria se desbocó y se escuchó: "¡Guti, maricón!". El semblante de Diego se transformó. Al ir hacia Colón mostró su desilusión.
-Mamá, lo siento pero no me puedo hacer del Atlético, me ha sentado fatal que insultaran a Guti.
-Bueno, es difícil dejar un equipo... De todas formas los del Madrid también insultan. No lo tengas en cuenta.
Para celebrar nuestra afonía cenamos en el Burguer King (¡qué planazo!) y llegamos a las once de la noche a casa derrengados, agotados... Alonso no pudo ocultar su preocupación: "Emma, como los niños se hagan del Atleti...". No contesté. Callé. Aún tengo una  opción: ¡¡la final de la Copa del Rey!!

La prueba desenfocada de nuestra presencia en Neptuno

miércoles, mayo 12, 2010

Corazón atlético

Vuelve el hombre

Un nudo en el estómago me despierta a primera hora de la mañana. El nerviosismo me sigue en el desayuno y en  la ducha. Me siento frente al ordenador y empiezo a trabajar. El estómago mantiene sus rugidos, intento calmarlo pero no hay manera. El día merece estar divina: me aliso el pelo, arreglo mis ojeras... Antes de irme de casa abro la nevera y observo la intendencia: gambas, gulas, lambrusco y al fondo, escondida, la botella de Moët&Chandon. Parto al trabajo, la histeria me acompaña. Dialogo con mis nervios pero no atienden a  mis súplicas. A las cinco, en el periódico, nos hacen una foto conjunta para el nuevo lanzamiento. Mi mente solo piensa en Forlán, Agüero y, cómo no, Quique Sánchez Flores. Tras mis neuras, vuelvo a casa más atacada que por la mañana. Grito a mis hijos que hagan los deberes, que se duchen, acicalen y les obligo a sentarse frente al televisor a las ocho y cuarenta y cinco minutos. A esa hora la pantalla se llena de súper hombres vestidos con camisetas rojiblancas. Mi corazón palpita, mis nervios se desbocan... Forlán me emociona, el Fulham me hunde. 1-1, termina la primera parte. En el descanso decido tomar las riendas de la situación: preparo unas gulas con gambas, un zarangollo... La segunda parte vuela como un suspiro. El lambrusco desaparece por mi garganta. Diego escucha mis gritos, mis palpitaciones y  prepara mi desfibrilador. Álvaro no aguanta la tensión y se duerme entre los cojines...
Faltan dos minutos para que acabe la prórroga y aparece el hombre: Forlán regatea, me mira, me guiña un ojo y ¡¡¡¡¡GOOOLLL!!! Brinco, me abrazo a Diego, a mi Alonso... Sudo los dos últimos minutos... El árbitro pita el final, corro a la nevera, descorcho el Moët y me emborracho de felicidad, de placer (todo va unido, je, je)... ¡¡¡¡ATLETI, ATLETI... ATLÉTICO DE MADRID!!!...¡¡Aúpa, Altético de Madrid!!, ¡¡campeones de la Europa League!!!

viernes, mayo 07, 2010

La erótica del cloro

No podía reconocerlo, pero la reunión que mantuvo en Navidad con el hombre de negro martilleaba su cerebro. Los cambios que percibía en su mujer le estaban desquiciando. Tras muchas dudas, rebuscó en la mesilla el número secreto.
-¿Quién es? -escupió una seca voz al otro lado del auricular.
-La persona que le solicitó el informe 758.
-¿Qué necesita?
-No lo tengo claro. Mi mujer actúa de forma extraña, no sé qué ocurre...
-Detalle un poco más.
-Muchos días no viene a comer a casa, dice que se va a la piscina, que quiere ir sola... Me parece todo muy raro...
-Ya le expliqué mis conclusiones.
-Sí, pero...
-Tranquilo, retomaré mis investigaciones. Le llamaré en unos días.
Alonso sintió una punzada de desconfianza. ¿Qué estaba sucediendo?, ¿qué significaban todos esos cambios: dejar de fumar, hacer ejercicio, retomar todas sus cenas?, ¿quedaría con su amante en la piscina?, ¿irían luego al spa? Entre tantas dudas escuchó la puerta.
-Hola, Alonso.
-Hola. ¿Qué tal en la piscina?
-Muy bien. Me mantengo en los mil metros, pero hoy me ha costado más.
-¿Algo que contar?
-Mmmm... Salvo que al nadar de espaldas he atropellado a otro nadador que iba en mi calle. ¡Menudo susto le he dado!
-¿Le conocías?
-No.
Una semana después el detective citó a Alonso en una cafetería cercana a su trabajo. Alonso caminaba con paso lento y preso del miedo a lo desconocido. Pese a la lluvia y al cielo grisáceo, el hombre de negro mantenía su estética: gafas negras de sol, gabardina hasta los  pies y el cuerpo envuelto por el humo de su cigarro.
Se sentaron en una pequeña mesa alejada de miradas indiscretas. Alonso observó expectante sus movimientos.
-Este asunto me tiene preocupado- soltó el detective mientras expulsaba una bocanada de humo-. Para no levantar sospechas, mi secretaria ha seguido a su mujer a todas horas. Como verá en la ampliación del informe 758, acude a la piscina y no se relaciona con nadie, salvo cuando choca con algún nadador. No sé, es todo muy raro: aparece embutida en su bañador, su pelo lo oculta bajo un gorro rosa, se coloca unas gafas y se lanza a nadar. La identifico por la llave del candado de su taquilla que cuelga de su cuello. El panorama es lo menos libidinoso del mundo. Al cabo de mil metros se zambulle en los distintos tratamientos del spa: un chorro dispara sobre su espalda, un asiento que expulsa burbujas relaja sus piernas... 
-Pero, ¿está seguro de que no se cita allí con su amante?
-Segurísimo, no se relaciona con ningún hombre.
Alonso se despidió, tomó el informe y volvió al trabajo cabizbajo, sin entender casi nada.
-Emma, -interrogó esa noche- ¿por qué has decidido ir a la piscina casi todos los días?
-Para hacer ejercicio, amor, y echarme unas risas. Tenías que ver qué pintas tenemos todas las mujeres con el antiestético bañador de natación, el gorro y las gafas... ¡Y en la ducha descubres que nadie es perfecto! Quien no tiene michelines, tiene celulitis... Pero todas salimos felices por haber hecho ejercicio. Y de los hombres ni te hablo...
-¿Abro un lambrusco para cenar?
-¡¡¡Sí!!! y luego,  helado de tarta de queso, que no he podido aguantar la tentación.
-Pero, ¿no estabas a régimen?
-No, empiezo el lunes.
-¡Mamá, siempre dices que empiezas en lunes!- soltaron los niños entre risas.
-Ya lo sé, pero es que rozar la perfección cuesta mucho: dejar de fumar, ir al gimnasio...
Fuera, en la negra calle, la oscuridad nocturna se rompió un instante: una pequeña llama encendió el cigarro del hombre de negro. Él seguía allí, agazapado, convencido de que algo se le escapaba, que aquella mujer ocultaba algún misterio... Y no pararía hasta descubrirlo.