martes, enero 12, 2016

Año nuevo, vida nueva

El año pasado se quedaron en el tintero de la intimidad varias historias que no se pueden contar: un accidentado viaje, comidas con gente que hay que mantener en el anonimato y muchas cenas y fiestas con familia y amigos, esos grandes amores con los que mi locura y desenfreno gozan de absoluta libertad. 
El problema de la red social es que todo se convierte en público y hay que saber dónde marcar el límite para proteger el espacio personal y la imagen de la gente de alrededor. Desde pequeña, los diarios ─íntimos y personales─ me han acompañado: cuadernos que rellenaba con mis historias y codificaba cuando debía proteger algún secreto por si alguien descubriese el escondite de mi tesoro escrito. 
Caí en la tentación ─inevitable en mi ser─ de las nuevas tecnologías y este blog virtual sustituyó al papel. Mi entorno, mis fieras y mis locas aventuras coparon este ínfimo espacio de la Red. Lucas y Kaos, las mascotas más queridas, protagonizaron grandes entradas, pero desaparecieron de nuestras vidas y dejaron un gran vacío. 
Desde hace unos cuantos años un runrún perturbaba mis sueños, un deseo se colaba en mi mente cada vez que paseaba por el parque, tenía una necesidad que implicaba una gran responsabilidad... En casa se sucedieron los debates y las votaciones hasta que se consiguió una mayoría simple con dos votos a favor, una abstención y un voto en contra. Ahora que todos se han enamorado de Yoda, la votación sería cuatro votos a favor.
Es para mí un honor y una satisfacción presentaros a un nuevo miembro de este blog, a Yoda, a la pequeña schnauzer, a mi nuevo amor.