lunes, noviembre 07, 2016

Citas entre desconocidos


Desde hace unos meses tengo citas con desconocidos. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos. No me importa su condición, solo el intercambio.
   El proceso es sencillo: el móvil suena y una notificación en el chat desata la conversación entre dos extraños.
   ─Me interesa. ¿Aún lo tienes? ─pregunto.
   ─Sí. ¿Vives en Madrid? ─contesta Antonio (nombre que indica su perfil).
   ─Sí.
   ─¿Te viene bien quedar en la salida del Metro Arturo Soria?
   ─Perfecto, pero tendría que ser por la mañana, antes de las doce.
   ─¿Podrías este jueves?
   ─Sí.
   ─Entonces quedamos el jueves a las 11:oo en la salida del Metro.
   ─Ok ;-)
   ─Nos vemos.
   El día acordado, a la hora establecida, me presento a mi cita con Antonio, el desconocido del que solo sé su nombre. Un hombre sale por la puerta de la parada del suburbano, cruzamos nuestras inquietantes miradas, nos observamos con intriga hasta que él se acerca y pregunta con curiosidad:
   ─¿Emma?
   ─Sí. ¿Antonio?
   ─Exacto.
   Tras saludarnos con los dos típicos besos españoles, me entrega el paquete.
   ─Toma, comprueba si realmente te interesa.
   Observo el interior y sonrío. Justo lo que quería. Del bolso extraigo el dinero acordado y abono la transacción. 
   ─Ha sido un placer.
  ─Lo mismo digo.
  ─Espero que lo disfrutes ─dice Antonio antes de perderse de nuevo por la boca del Metro.
  Vuelvo a casa con mi gran adquisición: una encuadernadora para organizar todos los papeles y trabajos de mis hijos. ¿Realmente me hacía falta? No lo sé, pero entre compras y ventas, Wallapop me está enviciando.


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