domingo, julio 17, 2011

Una de piratas



La vida de un pirata genera mucho estrés. Hace unos días navegaba sin rumbo fijo hacia los mares del Sur con mi adorada y temida "Perla Negra". Todo parecía en calma. De pronto, entre las leves olas que bailaban al son del canto de las sirenas, un brillo llamó mi atención. Con mi catalejo observé que sobre el agua flotaba una botella. Presa de la intriga, ordené al grumete más joven que se lanzara a por ella y me la trajera inmediatamente. A los cinco minutos quité el tapón de corcho y descubrí un mensaje en su interior.  




"Se invita a los bucaneros de los océanos y mares a la gran fiesta del embarcadero serrano".
La firma, un rascado de garfio profundo y cariñoso, me alertó. ¿Sería seguro acudir al evento o era mejor huir por si se tratara de una trampa del temido Barbanegra? La huida es un término impensable en la mente de un pirata, así que nos vestimos con nuestras mejores galas y acudimos con la idea de arrasar con todas las botellas de ron.




En la Taberna Perdición, los piratas bailaron con unas bellas hawaianas y descubrimos que la gran fiesta la había organizado "Lalinu", la dueña de la taberna que tan bien nos conocía y deseaba celebrar su cumpleaños con todos los bribones del planeta.




Las canciones de "ron, ron, ron, la botella de ron", los fuegos artificiales y los disparos arroparon a la anfitriona mientras soplaba sus velas. Antes del brindis, Barbanegra y sus secuaces atacaron con sus sables y espadas, capturaron a varios rehenes y los encerraron en las mazmorras de su temida y oscura gruta.




¡¡Por honor, por amor, por lealtad y por el ron!!, gritamos todos los piratas desde la Perla Negra antes de invadir el fortín del sucio y miserable Barbanegra. Afilamos las espadas, disparamos los cañones y comenzamos una cruenta batalla hasta que salvamos a "Lalinu", los bucaneros y las hawaianas.




La fiesta continuo hasta que los barriles de alcohol se vaciaron, los manjares volaron, las timbas arruinaron a más de un incauto y "Lalinu" guardó sus regalos en la caja fuerte.




¡¡Feliz cumpleaños y besos piratas, mamá!!

domingo, julio 10, 2011

"Family Day", un día de felicidad


Juntos después de diez días sin vernos.


Sus sms aprisionaban mi corazón: "Te quiero". "Ven a verme al campamento". "Te echo de menos". Sus llamadas me perturbaban: "Sí, me lo estoy pasando muy bien y estoy aprendiendo mucho inglés, pero cuando llega la noche, como el hombre-lobo, me acuerdo tanto de vosotros que me entristezco" 
¿Cómo decirle que no podría acudir a achucharle en el "Family Day" porque tenía que trabajar? La ansiedad me dominaba.
"Irán Papá y Álvaro, pero yo no puedo", le expliqué insistentemente. "Por favor, Mamá, necesito verte". Al final, como siempre, mi instinto maternal me dominó y mis compañeros de trabajo me cubrieron para que pudiera acudir a mi gran cita y dar a Diego una auténtica sorpresa.
El domingo, después de 256 kilómetros, nos reunimos con él y pasamos un día juntos en su fantástico campamento en las Hoces del Cabriel entre risas, abrazos, mimos y muchas actividades. Happy day.


Tirolinas, caballos, rafting, rocodromo... Un campamento multiaventura en inglés



domingo, julio 03, 2011

Soy una bruja, lo reconozco

Lo reconozco, soy una bruja
Hace unos meses, un viernes de "peli en familia", se acurrucó Diego a mi lado en el sofá.
─Mamá, casi todos mis amigos se han matriculado ya en el campamento de verano. ¿Cuándo me vas a apuntar?
Tragué saliva y supe que él no me iba a entender.
─Diego, ya estás matriculado en un campamento, pero no es el mismo que el de tus amigos.
─¿¿¿Qué??? ─gritó con tal desesperación que casi se le cae el bol de palomitas ─¿Por qué me haces esto?
─Diego, lo hago por tu bien. Vas a ir a un campamento de "inmersión" en inglés para que refuerces tus conocimientos y mejores tu rendimiento en ese idioma. 
─Pero...
─Es lo mejor para ti: conocerás gente nueva, te expresarás en inglés... Además es multiaventura: rafting, tirolinas, caballos... ¡Hasta paint-ball!
Me miró con odio y me sentí dolida aunque segura de que había tomado la decisión correcta.
Los días han pasado, los amigos de Diego le han arropado en su "desgracia" y mis nervios se han aprisionado en mi estómago.
El día 1, a las nueve de la mañana, subía él solo a un autobús lleno de desconocidos hacia su campamento de inglés. Su mirada me lanzó puñales de desesperación y me hizo sentir la peor madre del mundo y tan mala como la madastrona de Blancanieves. Alonso y yo callamos para no contagiarnos nuestro pesar. Diego contenía las lágrimas y despertaba nuestras dudas.
El día se me hizo eterno sin saber nada de él. Estaba convencida de que no iba a tener ningún problema, que su carácter simpático y afable le abrirían todas las puertas, que iba a disfrutar de una experiencia única, pero el miedo es incontrolable. Por fin sonó mi móvil y en la pantalla pestañeó el nombre de "Diego". Era él. 
─Hola, mamá, ya estamos en el campamento, estoy en una habitación con ocho amigos, ya he subido en las tirolinas y hemos dado un paseo por el bosque.
─¿Estás enfadado conmigo?
─No, mamá.
En estos tres días me ha contado que cada vez habla más en inglés, las clases son muy divertidas, ha hecho una cometa, tiene muchos amigos, ha practicado rafting y... ¡me quiere! Ahora respiro un poco más tranquila aunque mi semblante sigue siendo el de una auténtica bruja, a veces buena, a veces mala. Es decir, mi semblante ha vuelto a su ser.
Y Álvaro, mientras tanto, disfruta de su estatus de hijo único: invita a sus amigos a dormir a casa, chapotea como un loco en la piscina, juega al Monopoly y al Cluedo y mira con cariño a la "bruja" de su mamá consciente de que en breve le tocará a él.  ;-)


Roberto y Álvaro, dos amigos en el agua