viernes, marzo 23, 2012

Morcillita dietética

La sala de espera está llena de butifarras, longanizas y morcillas. La pantalla se ilumina cada cinco minutos y nombra a la "desafortunada".
─Butifarra López, sala 15.
Al cabo de unos minutos, la pantalla lumínica me llama.
─Morcillita Peña, sala 13.
Entro en la consulta, observo a mi carnicera y detecto cómo su sonrisa intenta ocultar sus intenciones: convertirme en fideo.
─Buenos días, ¿por qué has venido a la consulta?
─Me gustaría engordar.
Me encanta descolocar a la gente.
─¿Qué?
─¡Es broma! exclamó entre risas, pero noto su gesto de pánico, ¿habrá entrado una loca en la consulta? ─, como muestra mi contundente cuerpo, me gustaría adelgazar. Dejé de fumar hace dos años y lo que no he fumado me lo he comido.
Poco a poco la carnicera coge confianza, pero antes de que inicie su interrogatorio opto por resumir mi historial clínico, mis operaciones y entro en materia.
─Soy adicta a la coca-cola light, casi no bebo agua, me encanta comer, cocino de maravilla, bebo vino; si salgo, algún gin-tonic y, aunque no lo parezca, juego al pádel y nado. Sí, me gustaría adelgazar, pero no una barbaridad, que yo solo he estado delgada cuando he tenido problemas y no me sienta bien. Vamos, que le tengo cariño a mis lorcillas y tampoco aspiro a ser modelo de pasarela. En mi contra debo alegar  mi carácter optimista y mi alta autoestima.
─¿Qué tiene que ver su carácter con los kilos de más?
─Que en el fondo no me agobian mucho esos kilillos: soy más feliz disfrutando de una buena cena entre amigos, unas copas con mi pareja o unas palomitas en el cine con mis hijos que luciendo palmito. Que por mi carácter positivo siempre encuentro excusas para saltarme la dieta, que me rio de mí misma y que además tengo más suerte que muchas delgadas.
─¿Por?
─Porque hay delgadas que por mucho que adelgacen seguirán siendo feas y yo soy guapa.
─¡Menuda autoestima!
─Ya te lo he dicho, ese es mi mayor problema, mi falta de complejos: verme guapa, seductora, gustar a mis hombres...
─¿Quieres que te ponga la dieta?
─Venga, vamos a intentarlo.

viernes, marzo 09, 2012

¡¡Hija de #@&#!!

─¡¡Perdón, perdón!! Ya estoy aquí ─grité con mi mejor sonrisa a la mujer policía que estaba junto a mi coche.
Se giró, me miró con desprecio, arrancó la hoja y, protegida bajo sus gafas de sol, me la entregó.
─Lo siento, la multa ya es efectiva. De todas formas tiene 25 minutos para pagar tres euros y anularla.
¡¡Hija de #@&#!! ¡Que llevo un día de aúpa!, ¡que esta mañana he olvidado poner el monedero en el bolso!, ¡que mi hijo ha devuelto antes de ir al cole por los nervios de los exámenes!, ¡que solo he dormido tres horas porque tenía que finalizar un curso online!, ¡que he pagado el parquímetro con el único euro que he encontrado por el coche!, ¡que he venido al médico y mi tarjeta sanitaria estaba en mi monedero olvidado!, ¡que encima la cita era ayer y no hoy!, ¡que pese a todo me han hecho un hueco y me han atendido!, ¡que por todos estos motivos he llegado diez minutos tarde!, ¡que me pareces muy mala persona porque la calle está llena de huecos vacíos y no me merezco la multa!, ¡que ahora tengo que anularla y no tengo dinero porque he olvidado, te recuerdo, la cartera!, ¡que solo tengo 20 minutos para ir a casa, coger el monedero, los putos tres euros y buscar un parkímetro porque mi zona no es de hora!, ¡que me parece muy bien que hoy sea el día de la mujer trabajadora, pero tú te podías haber quedado tranquilamente en casita! Y, por lo menos, sonríe que no cuesta nada. Pensé, callé y arranqué el coche con cara de muy pocos, más bien, ningún amigo.
En fin, que hay mañanas que es mejor borrar de la memoria. Mañanas que en cuestión de dos horas condensan tantos sucesos que es mejor olvidar.