domingo, julio 21, 2013

La perra del cumpleaños


Cuando era pequeña mi madre siempre manifestó su preferencia por mi hermano. "Roberto es el hijo que más quiero", declaraba convencida y satisfecha. Pasados los años, las preferencias han variado.
─¿Qué es lo que más quiere la abuela? ─pregunté a los niños. Ellos no dudaron: ni Roberto, ni Pepe, ni las nietas, ni los nietos...
─¡La perra! ¡Lo que más quiere la abuela en este mundo es a "Niña" (ojo, con el nombrecito, que no soy yo, que es la perra)!
Ante tal afirmación, decidí hacer feliz a mi madre y realicé para su cumpleaños una cuna para su adorada perra con una caja de madera a la que di un toque flamenco y una muñeca-retrato de ella con... ¡la perra!
¡Felicidades, mamá!



jueves, julio 11, 2013

¡Me persigue una suplantadora de identidad!

─Doctora, tengo un problema, un problemón que no sé cómo solucionar.
─Pero, ¿por qué me hablas susurrando?
─Shhh, tengo miedo de que me escuche.
─Emma, en la consulta sólo estamos tú y yo, no hay nadie más. ¿Acaso tú ves a alguien? Me empiezas a preocupar...
─No, no hay nadie, pero de pronto, sin saber por qué aparece y me da unos sustos de horror.
─¿Quién aparece?, ¿sufres alucinaciones?, ¿estás tomando alguna medicación o droga?
─No, no estoy tomando nada, aunque no sé si debería. Realmente estoy muy preocupada.
─Por favor, explícame los síntomas.
─No son síntomas, es una realidad. Por las mañanas, cuando me miro al espejo, me veo muy bien con mi pelo arreglado, mis ojos pintados, el brillo en los labios, mi vestidito de verano. Vale, con unos kilillos de más, pero elegante a la par que glamurosa. De pronto, voy por la calle, paso frente a una cristalera y veo reflejada a una tía que ha adoptado mi imagen pero con muchos kilos de más. La miro atónita, con cara de mala leche (esa cara la tengo súper dominada), elevo mis hombros al estilo madrileña chabacana y le grito: "¿oye, tú qué haces ahí? Y la muy cerda, me imita cada gesto.
─Pero Emma...
─No, no, espera que acabe, que es aún peor. Desde hace una época, esa tía asquerosa me suplanta en las fotos. No sé cómo lo hace, pero yo poso toda ideal cada vez que alguien saca su smartphone o cámara y cuando veo la imagen aparece la asquerosa en vez de mi cara. De verdad, no sé cómo lo hace porque yo no noto que me empuje... Debe tener poderes extrasensoriales y modifica las imágenes con la fuerza de su mente... Me está volviendo loca la tía asquerosa.
─Pero Emma...
─Ahora, te digo una cosa, que me voy a tomar en serio la dieta para ver si así la elimino, que me persigue por todos lados y me está amargando la vida. Vamos, que si esa tía asquerosa se refleja en el agua cristalina del mar en bañador me puede dar un síncope.
─Anda, súbete al peso a ver si has adelgazado.
─No, me subiré después del verano, que seguro que si subo me suplanta la gordi que me persigue y me echas la bronca.
─Pero Emma...
─Hala, felices vacaciones y nos vemos a la vuelta que hoy no estoy de humor. Además, como habéis puesto un espejo en el ascensor tendré que bajar andando para que la tía asquerosa que me persigue no me dé un susto. Ay, qué cansado es ser una mujer perseguida...

martes, julio 09, 2013

Objetos ocultos

Una piscina hinchable, dos remos, un paraguas, dos abrigos, un par de zapatos, palas de playa, un sombrero, dos gorras, 40 pelotas de pádel, tres palas de pádel, dos botes vacíos de coca-cola light, un estuche repleto de lápices, un paquete de galletas Príncipe (derretidas), dos fulares, pendientes, un vaso de plástico, cinco periódicos... Adivina, adivinanza. ¿Dónde se esconden estos objetos ocultos? Una pista.
Esta mañana he decidido llevar mi coche a lavar al nuevo servicio que ofrece la empresa: un centro de lavado que acude al lugar de trabajo (seguro que Recursos Humanos lo contrato al ver cómo estaba mi querido Ford). La idea me ha parecido fantástica. ¡Por fin mi coche va a relucir! Pero antes de realizar el servicio integral (como un tratamiento estético pero a nivel automovilístico), he limpiado mi coche, una contradicción que sólo entiende la gente que me conoce: ¡mi coche es un desastre! No lo puedo evitar, lo intento, juro que cada vez que  lo llevo a un lavado intento mantenerlo impecable, pero ¡soy incapaz! Hombre, que no se puede ser perfecta en esta vida...
Con el coche vacío de tesoros en su interior y con la guarrería pegada en el exterior, he acudido al centro de lavado.
─¡Huy, lo siento pero hasta el 26 de julio está todo ocupado! De todas formas, a ti estoy por cobrarte el doble...  ─me dice el operario entre risas mientras observa mi impecable coche.
No le encuentro la gracia a sus palabras y menos después del tute de limpieza matutina. Decidido, esta tarde saco la manguera del jardín, limpio por fuera el coche y si hace mucho calor me empapo al estilo Carmen Maura en "La ley del deseo". Todo un espectáculo.