martes, febrero 20, 2018

Libros de mi insomnio... (y de mi corazón)



Australia, Mongolia, Francia... Los libros me han hecho viajar hasta países desconocidos y he descubierto nuevas culturas, amores, intrigas y pasiones. Incluso me he sumergido (agotador, por cierto) en el mundo de la filosofía de la mano de Sócrates y otros eruditos pensadores.

Cuando sale la reclusa. (Fred Vargas. Siruela)
La novela negra tiene nombre de mujer francesa, la que se esconde tras Fred Vargas ─el seudónimo de Frédérique Audoin-Rouzeau─. En Cuando sale la reclusa, los pensamientos del comisario Adamsberg, de la Brigada Criminal de París, son burbujas de gas que chocan por su cerebro hasta que destripa y soluciona los casos. En esta ocasión, la trama está vinculada con las arañas reclusas, los blafs (escarabajos de cementerio) de un orfanato, unas violaciones grupales... Unos asesinatos imperceptibles para casi todos, menos para Adamsberg y su equipo. ¡Chapeau!
«Métete de una vez en la cabeza que todos somos neuróticos. Luego todo depende del equilibrio que seamos capaces de elaborar"

Observada. (Renée Knight. Black Salamandra)
¿Y si de pronto empiezas a leer un libro y descubres que la protagonista eres tú? ¿Y si además desvela un secreto que jamás has querido contar? ¿Y si, oh, no, esas páginas llegan a manos de tu marido, tu hijo o tus compañeros de trabajo? ¿Y si la imagen que todo el mundo tiene de ti es falsa? Ay, amigos, cuántas sorpresas depara esta original novela.
 «El esfuerzo de mantener el secreto en secreto ha acabado siendo mayor que el secreto en sí»

Yeruldelgger, tiempos salvajes. (Ian Manook. Salamandra)
Gracias a esta novela he aprendido que la capital de Mongolia es Ulán Bator, que los nómadas mongoles habitan en yurtas (circulares tiendas de campaña) y que allí hace un frío de narices. Sin embargo, el desarrollo e investigación de los asesinatos en ocasiones me ha parecido muy lioso. Y más si se tiene en cuenta que los nombres de los personajes (mongoles, claro) son muy complejos. Me ha costado un poco, la verdad. 

La luz entre los océanos. (M. L. Stedman. Salamandra)
Queridas (sobre todo vosotras), os va a encantar. Una novela que te atrapa desde el principio, que te traslada hasta el faro de una pequeña isla en Australia para vivir una gran historia de amor y te hace reflexionar sobre la moralidad de algunas de las actuaciones. En fin, ya estáis tardando. Y yo estoy tardando en ver la película en la que aparece el gran Michael Fassbender, y eso que odio ver las adaptaciones cinematográficas. Sufriré por él.
«Sabía que, si conseguía alejarse lo suficiente –de la gente, de los recuerdos–, el tiempo se encargaría de todo» 

El ministerio de la felicidad suprema. (Arundhati Roy. Anagrama)
¿Cómo contar una historia hecha añicos? Convirtiéndote poco a poco en todo. De esta forma Arundhati Roy desgrana en su novela la situación de la India y de Cachemira, y salpica cada relato con grandes y dolorosas historias de amor. Sin embargo, hay momentos en que es difícil continuar la lectura ante la cantidad de personajes (con nombres indios, claro) que abruman sus relatos.
«He construido mi vida alrededor de ella. Tal vez no alrededor de ella, pero sí alrededor del recuerdo de mi amor por ella. Ella no lo sabe»

Todo es posible. (Elizabeth Strout. Duomo Editorial)
Una novela intimista que nos lleva a través de los recuerdos a comprender la vida y la forma de pensar de Lucy Barton, una autora de éxito que vuelve a su ciudad de la infancia. Un libro de bella prosa
«Hay cosas en la vida que nunca se cuentan»

Patria. (Fernando Aramburu. Tusquets)
¿Alguien no ha leído aún Patria? Lo dudo. Este libro se convirtió en la gran novela del verano. Reposaba en mi mesilla desde hacía tiempo ─realmente en mi Kindle─, pero me resistía a sumergirme de nuevo en la etapa terrorista que vivimos en España, volver a sentir el dolor que provocó ETA, me espantaba. Una vez superada mi pereza, la novela me atrapó y entendí su gran éxito editorial.  
«Una cicatriz quedará siempre. Pero una cicatriz ya es una forma de curación»

Rendición. (Ray Loriga. Alfaguara)
En mi familia nos gusta hablar de libros: no de forma intelectual o cultureta, sino con un estilo muy de andar por casa. Mi hermano Roberto me recomendó Rendición, la mejor novela del año en su opinión. No siempre coincidimos, y me alegro. ¡Ay, qué aburrida sería la vida si todos pensáramos igual! El inicio me parece trepidante pero después la historia se desinfla. Me recordó tanto a Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que me desilusionó.
«Ella, como todas las mujeres, es más fuerte que los hombres, pero a veces se rompe y la abrazo.»

El mundo de Sofía. (Jostein Gaarder. Siruela)
Desde pequeña he sentido rechazo hacia la filosofía y la psicología, me cansan mentalmente. Sé que es un error, así que he empezado a leer este libro donde explican la evolución de la filosofía a lo largo del tiempo de forma ágil y muy bien hilada. Eso sí, para no agotarme, lo intercalo con otras novelas. Una recomendación: debería ser lectura obligatoria en los colegios para que los chavales entiendan de forma amena la evolución de los distintos pensamientos filosóficos. 

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