martes, octubre 13, 2015

Oye, Patxi, que me he "enamorao"

Una iluminada, en la Alhóndiga, Bilbao
No lo niego: mi cabezonería me impedía ir al País Vasco ─la única zona de España que aún no conocía─. Pero, ay, Patxi, que como estoy muy harta del nacionalismo catalán y Artur (para mí siempre será Arzur), dije a mis hombres "olé mis cojones, nos vamos para allá". Y, ay, Patxi, qué sorpresa, más bien sorpresón. Joder con Bilbao, que me ha "enamorao". Qué ciudad, hostia tú, con su Guggenheim, su Alhóndiga, su Puente de Vizcaya, su funicular y, oye, lo mejor, su gente. ¡Qué simpatía! Por no hablar de los pintxos, el chacolí, el casco histórico... Oye, Patxi, que San Sebastián también me ha gustado con su Playa de la Concha, el Monte Igueldo, el Peine del viento (que nos lo imaginamos porque lo están rehabilitando y no se puede ver), la Calle 31 de agosto repleta de bares y buen comer. Ahora, Patxi, que al corazón, corazón, me ha llegado Bilbao con su paseo alrededor de la ría Nervión. Y como yo soy muy gata, de Madrid, Madrid, y para mí todo está al lado, pues oye tú, que nos pateábamos 15 kilómetros diarios para conocer la vida de la calle, vuestras casas con sus balconadas, las estatuas y los monumentos. Hostia tú, que además Alonso reservó en un hotel de locura, pegadito al puente Calatrava, y caíamos rendidos y los niños felices como perdices (como anchoas, que estamos en el País Vasco). Joder, Patxi, qué paisaje, qué verdor... Hostia tú, que me he "enamorao".


Bilbao: Puente Vizcaya, Museo Guggenheim y la piscina del techo de la Alhóndiga

Vista panorámica de Bilbao y su centenario funicular

En San Sebastián, Playa de la Concha, la catedral y una escultura de la Calle 31 de agosto

Más imágenes en https://instagram.com/emmaptojo



lunes, octubre 05, 2015

Cine, teatro y amigos


Al inicio de la película "Irrational man" Joaquin Phoenix se arrastra por el celuloide con la petaca de whisky a su vera ─su fiel amiga─, su carácter amargado y su barriga cervecera hasta que poco a poco se transforma en otro personaje, en alguien con carisma y, sobre todo, con una meta en su vida. 
Es viernes por la tarde, no tengo que ir al trabajo y me concedo uno de mis caprichos: ir al cine para disfrutar de Woody Allen y su nueva película. Un momento de soledad ante un fin de semana repleto de actividades.
El sábado se asoma con una leve llovizna y nubarrones negros. Un susto pasajero que no nos impide degustar la sabrosa fideuá en casa del chef Raúl y Elena, la última del verano, con el resto de amigos, las risas y los gin-tonics. A las ocho Alonso y yo cruzamos nuestras miradas, tenemos que irnos, nos esperan unas butacas, mi regalo de cumpleaños. El coche recorre las calles de Madrid ─qué maravillosa es mi ciudad con sus luces, sus edificios y monumentos─. En el Teatro Cofidís Alcázar gozamos con la fantástica obra "El nombre" y las interpretaciones de lujo de Jorge Bosch, Antonio Molero, Amparo Larrañaga, Kira Miró y César Camino. La cautiva magia del teatro. 
El domingo, comida con los primos de Alonso. La excusa perfecta para volver a saltarme la dieta por segundo día consecutivo, descubrir misterios familiares y una foto de hace 80 años que acaparó toda la atención y nos invitó a jugar al "quién es quién".
Ahora, para descansar, me voy a trabajar porque hay fines de semana que los astros se conjuran y las fuerzas se desvanecen.
¡Feliz semana!