jueves, octubre 19, 2017

Una cerveza, un sujetador... mis pequeños placeres.


Me gusta el primer sorbo de una cerveza bien fría tirada con la presión exacta para que la espuma rebose sobre la jarra congelada que empapa la barra del bar según se derrite. Un placer que se describe a la perfección en el libro "El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida", de Philippe Delerm. 
   Esta semana he decidido apuntar esos leves instantes que te regalan unos segundos de felicidad. 

1- Quitarme el sujetador. Un júbilo muy femenino que sé que muchas entenderán. Lo admito, soy una artista a la hora de retirar mi sujetador sin quitarme la ropa. Retuerzo los brazos como si fuera una contorsionista y me despojo del horrible artefacto según entro en casa. ¡Pechos fuera!, como diría Afrodita en Mazinger Z. 
2- Arrebujarme bajo el edredón. Ahora que el frío se asoma con timidez no hay nada que me dé más felicidad que un edredón bien mullido.
3- Los dedos de mi peluquera. No me gusta ir a las peluquerías, lo odio... Salvo cuando te lavan con maestría la cabeza, te dan un pequeño masaje y rozas la relajación.
4- Sumergir las manos en las lentejas. Antes de poner en remojo las legumbres me encanta introducir la mano en el bote como si fuera una niña pequeña jugando con la arena de playa. 
5- Descender de las alturas. Al gozo que sienten los dedos de mis pies cuando me quito los zapatos de tacón y me pongo las zapatillas de andar por casa lo denomino el orgasmo de los pinreles
6- El cigarro de mi vecino. Dejé de fumar hace muchos años y si llego a los ochenta retomaré el vicio. Mientras, para superar mi insuperada adicción, disfruto cuando mi vecino sale al jardín, se enciende un cigarro y el viento filtra el humo por la ventana.
7- El olor a ropa limpia. Ese instante que te pones una camiseta y te inunda el aroma a suavizante... Un placer.
8- Cinturón de seguridad. Oír el clic que desabrocha el cinturón de seguridad del coche y verme liberada de su presión me llena de alegría y satisfacción. 
9- Un chute de ventolín. Si quitarse el sujetador es un placer femenino, el ventolín es un desmadre asmático que te devuelve a la vida. Pura adicción.
10- El ataque de risa. ¿Qué haríamos sin una carcajada diaria aunque sea por el motivo más absurdo? Eso sí, debería practicar para que la mía no sea tan escandalosa.
11- Los ruidos extraterrestres. Volver a casa y que mi perra me reciba con esos sonidos tan raros de felicidad y el movimiento acelerado de su rabo. Una locura.

 ¿Cuáles son tus pequeños placeres?

To be continued..., que dirían los ingleses. O Continuará..., como decimos los españoles.


P.D: He decidido no incluir los placeres gastronómicos, sexuales o familiares para que la lista no sea interminable

No hay comentarios:

Publicar un comentario