Yoda, mi bella flor. El retrovisor partío y los mensajes indirectos de mi pinar |
─Mira, Yoda ─argumenté desde el asiento del conductor a mi pequeña schnauzer mientras observaba el retrovisor que aún no he arreglado sujeto con cinta de pintor─ lo nuestro es una putada, así te lo digo, porque mira que caminamos más de una hora todas las mañanas, tú corres despavorida detrás de la pelota y yo subo y bajo las cuestas con mi respiración entrecortada. ¡Hasta leo los puñeteros carteles que aparecen misteriosamente en el pinar con tablas de ejercicios! No lo entiendo, la verdad... Ahora, que yo te veo divina y tú tienes suerte, que a ti no te han puesto a dieta, pero te voy a controlar, que te encanta comer... Mira, hoy no, que esta noche tengo cena y luego viene el fin de semana, pero el lunes vuelvo a retomar mi amistad con la jodida lechuga y el puto tomate... No me mires de esa manera, que sabes que les quiero mucho.
En fin, la vida es así, no la he inventado yo... Menos mal que hoy twitter me ha descubierto una frase que me define a la perfección: "Simpática selectiva". ¡Me encanta!
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