Mi mágica "Puerta de las Hadas" |
Hace unos días, feliz y contenta, fui a Correos a recoger un paquete, no un paquete cualquiera sino uno especial y particular, como el patio de mi casa. Al salir de la oficina postal mi felicidad se multiplicó por mil al conseguir que dos agentes municipales no me multasen por haber estacionado en un lugar prohibido, "ay, ha sido por la emoción del momento, perdón, perdón, no me pongáis una multa por favor", les dije con una gran sonrisa. Pese a sus caras de mal humor me salvaron la vida o la cuenta corriente y a mí me parecieron los agentes más macizos y agradables del cuerpo. Me despedí de ellos con grandes gritos "Gracias, gracias, agentes" y no pudieron evitar esbozar una leve sonrisa matutina.
En casa, para saborear la emoción, dejé mi regalo sobre la mesa y antes de abrirlo sentí como un cosquilleo de nervios me invadía. Ha tardado, pero al final había llegado mi autorregalo. Mis fantasmas me rodearon intrigados y las fuerzas benignas me empujaron a abrir el paquete. ¡Qué cosa más bonita!, murmuré entusiasmada. Después de varias pruebas localicé el lugar perfecto para que los seres misteriosos entrasen y saliesen de mi casa, para que pasearan, rieran... En la zona más mágica de mi hogar coloqué mi adorada "Puerta de las Hadas" y la decoré con unos pinos invernales y unas velas para recibir a los nuevos seres élficos que a partir de ahora me acompañaran.
Mis hombres, acostumbrados a mis excentricidades, observan la Puerta Mágica con escepticismo, sin entender mi emoción, aunque saben que mis poderes de bruja les van a proteger. Y cuando cae la noche, cuando nadie me ve, susurro deseos por la cerradura de la puerta y las hadas y fantasmas hechizan mis sueños.
Mis hombres, acostumbrados a mis excentricidades, observan la Puerta Mágica con escepticismo, sin entender mi emoción, aunque saben que mis poderes de bruja les van a proteger. Y cuando cae la noche, cuando nadie me ve, susurro deseos por la cerradura de la puerta y las hadas y fantasmas hechizan mis sueños.