Hace un par de meses, con la adivinanza "¿cuántos peces caben en una ballena?", inicié un inocente entretenimiento para amenizar el confinamiento de un puñado de amigos. No ha sido fácil, pero ha merecido la pena. Lo mejor, los comentarios de los más pequeños, los audios de mi sobrino Rodrigo y la desesperación de muchos adultos. Mis adivinanzas han recorrido España: Málaga, Asturias, Tarragona, Granada... Cada mañana enviaba una tortura a todo aquel que quisiera unirse al grupo de "neuronas". Desde el cariño me he ganado algún insulto, me han odiado y también me han querido. Mil gracias a todos por participar. Os quiero y sé que pasado el tiempo recordaréis mis tonterías y olvidaréis los quebraderos de cabeza.
No durmáis tranquilos, volveré.
PD. Mil gracias a Mónica Arrizabalaga por tentarme al desafío. Prometo que intentaré recopilar todos los acertijos en un pdf para que los guardéis con odio y cariño, neuronitas.