Ser viciosa en la época actual es un verdadero problema, pero no penséis mal, mentes calenturientas, no me refiero al tema sexual, al desenfreno tórrido o al fetichismo. No, por ahí no van los tiros. La gran adicción de mi vida es el puñetero teléfono móvil, y más concretamente (o croquetamente, que también soy muy de croquetas) los reels de Instagram, pequeños vídeos que se suceden sin parar hasta el infinito y más allá. Encima, ¡échale leña al fuego!, el algoritmo ha pillado mis gustos y no para de seducirme con recetas de cocina, manualidades, trucos caseros... Además la IA, será porque es artificial, ha descubierto que soy muy facilona a la hora de reír y me bombardea con una cadena interminable de secuencias con caídas absurdas, sustos que infartan a pobres incautos, situaciones estrambóticas, chistes tontos, y para tonta, yo. Lo admito, empiezo a verlos con media sonrisa y termino con estentóreas carcajadas que alteran tanto a mi perra que, sobresaltada, corre despavorida desde el salón al jardín. De mi familia, esos seres que perturban mi vicio, prefiero no hablar aunque detecto en sus miradas el terror, el temor a que la locura haya invadido mi mente. Todo es posible. Luego, para no deprimirme o para consolarme, me salta el reel de algún experto psicólogo, científico o influencer que me explica con datos metafísicos los beneficios de la risa en el cuerpo humano. Y yo, feliz, me lo creo a pies juntillas.
Gracias a que el saber no ocupa lugar, y sobre todo no engorda, he aprendido las características de mi signo zodiacal a través de una astróloga argentina con turbante; cómo eliminar los restos de la barbacoa en la parrilla con un burruño de papel de plata y, hala, a frotar; cómo taladrar la pared sin manchar el suelo; cómo limpiar la tapicería del sofá con una tapa de cacerola o cómo podar las hortensias al inicio del otoño.
Sí, soy una viciosa de los reels, una adicta a las histories y una obsesa, que no obesa, de los feeds de mis amigos y enemigos. Para qué negarlo, Facebook se ha convertido en un tostón de tostadora para los boomers, como si desaparece, pero a mi Insta que no me lo toque nadie, que por mi Insta mato, como la Esteban.
viernes, octubre 04, 2024
Viciosa del reel
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