jueves, enero 28, 2010

Fer


El móvil suena a primera hora de la mañana y dispara: "Fernando ha muerto". De fondo, las lágrimas de Cristina. Mi cuerpo se queda rígido, sin energías para digerir la noticia. Me siento sobre la cama y mi mente rompe la piñata de los recuerdos. Con fuerza me agarran las vivencias personales, más que las profesionales, junto a él y su sonriente y adorable Adriana: el día de mi boda, con su barba que al poco tiempo se afeitó; en los cumpleaños de Guadarrama (jamás olvidaré la anécdota del regalo de Lucas); en el teatro disfrutando con "Les Luthiers" y la risa argentina de Fernando... Y nuestro clásico, la cena del 30 de diciembre, ineludible en nuestra agenda. Varios años la celebramos en La misión. Más tarde en Nicomedes. Alrededor de la mesa: Esther, Cipri, Barroso, Conchi, Fernando, Adriana y nosotros. La buena comida desataba nuestras confidencias y secretos. Como a principios de siglo pasado terminábamos las féminas cotilleando por un lado y ellos pensando en proyectos futuros. De pronto, me viene a la imaginación una cena en el Bistró Caripen: la botella del Rioja "Mil Flores" nos hizo imaginar a Adriana y a mí cómo hacer un candelabro con ella. Esther, tan escéptica como es habitual, se reía de nosotras y contagiaba a los demás.
Algunas comidas veraniegas en Las Lagunas de Rivas, fiestas  para inaugurar una nueva casa... Y más recuerdos que navegan a la deriva por mi cabeza.
Del verano volvió con tos y dolor de espalda. Los malos presagios tomaron fuerza hasta que el cáncer se lo ha llevado.
Ilustra con tu arte allá donde estés. Te echaré de menos, Fer.

Su web

miércoles, enero 27, 2010

Odio hipermétrope


Muchos regalos pero nunca llegó a pedir el más deseado

Diego entró en la cocina con cara de poco amigos. Me miró seriamente y escupió su indignación.
-Mamá, no sé si la conoces, pero odio a Esperanza Aguirre.
Tal sentencia casi provocó que la tortilla de patata se me pegara a la sartén. Un buen meneo de muñeca lo soluciono.
-No la conozco en persona pero sí sé quien es.
-La odio.
-¿Y esa animadversión a qué es debida? -pregunté con gran intriga y sin saber en qué cueva misteriosa me estaba metiendo.
-Verás, a principio de año el gobierno prometió que a todos los de mi curso, quinto de primaria, nos iban a dar un portátil. Así que este año no lo pedí por Reyes porque sabía que a final de curso tendría mi ordenador...
-¿Y?
-Pues que me han dicho que Esperanza Aguirre...
-La presidenta de la Comunidad de Madrid.
-Lo que sea... Bueno, que Esperanza Aguirre no quiere que nos den los ordenadores porque producen hipermetropía.
-Uff, no sé Diego...
-Mamá, ¡eso es una tontería! Vale, tú llevas gafas pero papá está más tiempo que tú frente al ordenador y no tiene hipermetropía.
Por Dios, qué tensión, seguro que se me quema la tortilla, pensaba desesperada por tener que enfrentarme a una discusión política a las nueve de la noche.
-Ay, Diego, es que...
-No hay excusa posible: odio a Esperanza Aguirre. ¿Me entiendes?
-Sí, hijo, pero... ¡¡¡Alonso!!!- grité mientras encendía la campana extractora para que se fuera el humo de la tortilla chamuscada- Ven a hablar con tu hijo de política que yo ya he hecho los deberes con él, estoy preparando una suculenta tortilla (una mentira a tiempo nunca viene mal) y no tengo fuerzas...

sábado, enero 23, 2010

Entre tumbas



Mi poco tiempo libre se diluye entre hortalizas, hijos y trabajo. Las tardes, reservadas para mis pequeños, se evaporan con los deberes, algún que otro grito para que hagan la tarea e interrogatorios indirectos para saber qué tal les ha ido el día.
-Mamá -exclama Álvaro emocionado-, hoy hemos hecho en clase el test.
-¿El test psicológico?
-Sí.
-Y ¿qué tal?
-Muy bien, demasiado largo, pero he contestado a todo. Tenía que hacer unas secuencias de números, unos guiones... No era muy difícil.
-¿Nada más?
-Sí, también he tenido que hacer un dibujo.
-¿De qué?
-De la familia.
-Espero que me hayas puesto guapa...
-No, no te he dibujado.
-¿Cómo que no me has dibujado?
-Solo he puesto tres tumbas.
-¿Qué?
-Sí, solo he dibujado a los muertos que ha habido en la familia...
-¿Me lo dices en serio?
-Sí.
-Pero Álvaro, la familia somos tus padres y tu hermano....
-¡Ah! Pero los muertos también son familia: la bisa Avelina y los otros dos que murieron... Por cierto, también he dibujado la silla de ruedas que usa el abuelo.
Muda, sin palabras, opté por mantener el silencio.
-¡Hola, chicos!, ¿qué tal el día? -preguntó mi Alonso al volver a casa.
-Siéntate -le ordené tajantemente-. Tu hijo Álvaro tenía que hacer hoy en clase un dibujo de la familia...
-¿Y?
-Que ha pintado tres tumbas y una silla de ruedas.
-¿En serio?
-Sí.
-¿En qué asignatura?
-En el test psicológico.
Alonso ahogó su risa descontrolada, intentó que sus lágrimas no se derramaran y entre carcajadas exclamó:
-¿A qué hora tenemos que ir a ver al psicólogo?
-Menos coñas, Alonso... Mañana voy a ir a ver a Irene, su tutora, para explicarle la confusión. A ver si lo expulsan del colegio por ser un futuro asesino o un siniestro total... Deja de reírte, que me voy a enfadar...

domingo, enero 10, 2010

Emma's farm


Mi granja con las tierras recién cultivadas

Belén tuvo la culpa. El día de Navidad, entre la crema de calabaza con zamburiñas y el capón de Cascajares, me relató su afición: la granja de farmville en facebook.
-Uf, Emma, yo estoy súper enganchada. El juego comienza con seis pequeños terrenos. Luego, cultivas, recoges y, poco a poco, vas logrando vacas, conejos... Yo ya estoy en el nivel 32 y además de mi súper mansión tengo tres tractores y cientos de árboles...
Después de trabajar, conecté el ordenador de casa y no pude aguantar la tentación: ¡ya tenía mi Emma's farm! El vicio (siempre he sido así, una viciosilla) me atrapó con fuerza. Los niños gritaban emocionados cada vez que conseguía algún elemento y la discusión familiar se acrecentó: ¿qué granja era más bonita: la mía (por supuesto) o la de mi Alonso?
Uno de los trucos del juego es conseguir muchos "neighbors" (vecinos). Con mis malas artes capté para la causa a Icíar, Luis, Ángeles, Mariví, Barroso... Ahora debo visitar sus granjas, recolectar las uvas, recoger los huevos, la leche, la lana... Tanto estrés me ha obligado a dejar de lado el blog, la lectura...
Lo sé, no puedo seguir así, pero si llego a casa después de una cena a las cuatro de la mañana y compruebo que mis tomates están rojos y esplendorosos, ¿cómo no los voy a recoger?, ¿cómo voy a permitir que se pudran?...
Además de mi mundo agrícola virtual -repito, un estrés-, he realizado cientos de actividades infantiles. Mi falta de tiempo, debo fertilizar a mis vecinos, me impide relatar con esmero cada acontecimiento, así que ilustraré en breve con unas imágenes los grandes eventos navideños.
Prometo acudir a "granjeros anónimos" y retomar mi humilde y querido blog.