Hoy me domina la ira, la desesperación, la indignación, la rabia, la desilusión... El odio. Un odio que me aprieta el alma y me hace gritar que estamos rodeados de corruptos, de mierdas políticos que han llegado a ese cargo por decisión de los electores. Unos electores (me da igual que sean de derechas o de izquierdas) que confiaban en ellos para lograr un bien común o nacional. A cambio, esos políticos (repito: elegidos por los ciudadanos) percibirían un digno sueldo. La realidad nos demuestra que la corrupción es innata a ellos. Mientras, los trabajadores normales ven como su salario merma, sus prestaciones sociales desaparecen y cada vez deben aguantar más y callar porque son unos privilegiados: tienen trabajo.
Alrededor nuestro se multiplican las situaciones dramáticas. A un gran amigo, un ERE le disparó al paro, redirigió y acopló su vida a sus necesidades, sobre todo a las de su pequeña con una disminución física por la que dejó de percibir prestaciones por los recortes de la Ley de Dependencia. Poco a poco, con mucho esfuerzo y el apoyo de su familia, salió adelante (¡incluso ahora que por culpa de las "preferentes" ha perdido un cuarto de la indemnización!).
Una familiar directa trabajó como becaria en muchas agencias de publicidad, se esforzó al máximo pero en cuanto la ley obligaba a la empresa a hacerle un contrato indefinido le señalaban donde estaba la puerta de salida. Su independencia se esfumó, volvió a casa de sus padres con la esperanza de retomar en breve su vida. Los meses pasaron, el paro finalizó y aún espera esa oportunidad que por más que busca aún no ha encontrado.
Podría hablar de los compañeros que volaron hace cuatro años con el ERE y todavía no han encontrado un trabajo digno, de los jóvenes preparados que deben huir del país, de grandes hombres con un impresionante curriculum que deben mentir en las entrevistas para que no descubran su gran valía profesional...
Frente a los luchadores que tienen toda mi estima y admiración aparecen los chorizos, los mierdas políticos que nos roban sin piedad, que no tienen honor, dignidad... Una vergüenza que abarca todos los estamentos: monarquía, presidentes, alcaldes, secretarios, tesoreros...
Una vergüenza. Y callo, porque si hablo...
Alrededor nuestro se multiplican las situaciones dramáticas. A un gran amigo, un ERE le disparó al paro, redirigió y acopló su vida a sus necesidades, sobre todo a las de su pequeña con una disminución física por la que dejó de percibir prestaciones por los recortes de la Ley de Dependencia. Poco a poco, con mucho esfuerzo y el apoyo de su familia, salió adelante (¡incluso ahora que por culpa de las "preferentes" ha perdido un cuarto de la indemnización!).
Una familiar directa trabajó como becaria en muchas agencias de publicidad, se esforzó al máximo pero en cuanto la ley obligaba a la empresa a hacerle un contrato indefinido le señalaban donde estaba la puerta de salida. Su independencia se esfumó, volvió a casa de sus padres con la esperanza de retomar en breve su vida. Los meses pasaron, el paro finalizó y aún espera esa oportunidad que por más que busca aún no ha encontrado.
Podría hablar de los compañeros que volaron hace cuatro años con el ERE y todavía no han encontrado un trabajo digno, de los jóvenes preparados que deben huir del país, de grandes hombres con un impresionante curriculum que deben mentir en las entrevistas para que no descubran su gran valía profesional...
Frente a los luchadores que tienen toda mi estima y admiración aparecen los chorizos, los mierdas políticos que nos roban sin piedad, que no tienen honor, dignidad... Una vergüenza que abarca todos los estamentos: monarquía, presidentes, alcaldes, secretarios, tesoreros...
Una vergüenza. Y callo, porque si hablo...
Ea, ea, ea, la Emma (y el 99,826% de españoles) se cabrea.
ResponderEliminarY menos mal que te callas, que si llegas a hablar...
Demasiado poco nos cabreamos para lo que está pasando.
ResponderEliminarEn fin...