miércoles, noviembre 20, 2013

Mi carnicero es una máquina sexual

La otra tarde, a última hora, acudí a una carnicería de un lugar que no pienso desvelar. Me atendió Agustín (nombre ficticio para proteger su intimidad).
─Hola, Emma, ¿qué quieres?
─Por favor, Agustín, ponme tres cuartos de carne picada mitad y mitad.
─Ahora mismo.
─Por cierto, cómo te encuentras.
(Hace unos meses estuvo ingresado un tiempo en el hospital por una dolencia cardíaca)
─Si te soy sincero, estoy mucho mejor. Debo cuidarme, pero he notado la mejoría. Tengo que tener precaución con lo que como, he dejado de fumar y, la verdad, lo que más echo de menos es tomarme una copa de vez de cuando...
─Yo dejé de fumar hace tres años, después de haber recaído, y ahora hago mucho deporte... Ay, pero he engordado....
─Yo me fumaba casi tres paquetes al día.
─¡Qué exageración!
─Y te diré una cosa que solo cuento a los amigos. ¿Sabes en qué he mejorado una barbaridad después de dejar de fumar?... ¿Quieres algo más?
─Sí, dos solomillos de cerdo y un preparado para cocido.
─No te lo vas a creer, en el sexo.
Me quede con cara tonta, porque una cosa es hablar del tiempo con el carnicero o de las vacaciones y otra que te cuente su vida sexual.
─Vaya, Agustín, pues me alegro.
─Sí, sí, Emma, no sabes qué cambio, impresionante. Vamos, que no es que lo diga yo, que también lo dice mi pareja: ¡ay, Agustín, menuda diferencia desde que has dejado de fumar!...
─Pues qué bien...
─Te diré que lo he hablado con otros amigos y me han dado la razón, es increíble... Cómo quieres el tocino, ¿salado o fresco?
─Salado.
─¡Hasta se lo dije al médico! Vamos, que estoy feliz y mi pareja ni te cuento. La tengo alucinada. ¿Algo más?
─No, nada más. 
Y me fui a casa con los solomillos de cerdo, el preparado para cocido y la carne picada que me había preparado el "machine sexual" de mi carnicero. 

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