─¡Hoy no trabajo! ─he gritado con alegría a mis hombres al despedirles a primera hora de la mañana.
En mi rincón de diseño he rematado algunas cosas (bueno, varias, que llevo una semanita de aúpa) y he decidido mimarme el resto del día.
Después de preparar mi gran mochila, secador de pelo incluido, he salido como una cucaracha de casa. Es decir: mallas negras, sudadera negra, Adidas negras y me he subido a mi nuevo coche negro. A los cinco minutos mi imagen era aún peor: bañador negro, crocs a mis pies, gorro rosa y mis gafas de "súper mosca" (que las anteriores, pequeñitas y monísimas, me destrozaban los ojos y la piel).
Al verme frente al espejo una escena ha venido a mi mente: Hugh Grant en una sala de cine junto a su adorada Julia Roberts y sus gafas de buceo graduadas. Igualito que yo, salvo que las mías, además de tener unos cristales muy oscuros, no son graduadas. Feliz, ciega y contenta me he lanzado a la piscina sin ningún tipo de complejo. Largo arriba, largo abajo he nadado mis mil metros correspondientes (¡y eso que en los últimos cincuenta metros me ha dado un tirón en la pierna!).
Cojeando un poco y oculta tras mis gafas, he dejado flotar mis músculos en la piscina sensorial al son de unos acordes orientales. Después, a la sauna de vapor. A los tres minutos el pánico me ha dominado. "¡Horror, se ha ido la luz, no veo nada!", he pensado aterrorizada. Antes de gritar ¡socorro! me he percatado de que había olvidado quitarme las gafas de bucear. Aliviada, sudando y a punto de desmayarme por la bajada de tensión y el pánico sufrido he huido a la sauna finlandesa para desintoxicar mis poros; unas duchas a distintas temperatura y, de postre, al jacuzzi para que las burbujas a presión maltrataran un poco mis cervicales.
En el vestuario, todo un espectáculo, me he animado. No sé en otros gimnasios, pero en el mío no existe la "mujer perfecta". Todas tenemos algún fallo: quien no tiene culo, tiene tripa o pistoleras... Vamos, que después del esfuerzo y vista tanta imperfección he decidido que este fin de semana tampoco voy a hacer dieta, que la vida son dos días y además de reírse de uno mismo hay que ser feliz.
Desde luego soy única buscando excusas. ;-)
Hugh Grant. Igualito que yo |
(Para vosotros, para los "Ángeles" que tanto quiero. El humor también ayuda cuando las cosas se tornan un poco negras. A por la victoria. Os quiero)
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