Alonso aliña la ensalada, señala con el índice de su mano derecha el reloj imaginario de su muñeca izquierda y gesticula impaciente. No le hago caso, nada ni nadie me puede desconcentrar de mi misión: aconsejar lo mejor posible sobre temas de amor.
Ángel acaba de retomar una relación de su juventud. Los azares de la vida separaron sus caminos. Tres lustros después, un mail llegó para recordar aquel amor justo en el momento en que ambos estaban solos, sin compromiso. Cuando la vio, Ángel supo que esta vez no la iba a dejar escapar, que lucharía por compaginar el pasado de cada uno, los hijos respectivos de parejas anteriores, las inevitables críticas de sus ex, los comentarios de los amigos del trabajo... Pero antes de librar esas duras batallas, disfrutaría del paraíso junto a ella, los dos solos, con la emoción sudorosa de sus citas furtivas, la explosión de sus cuerpos, las veladas iluminadas por la tímida luz de las velas...
Una historia que baila al son "Inolvidable", de Diego El Cigala en su disco "Lágrimas Negras" (En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse. Imborrables momentos que siempre guarda el corazón. Porque aquello que un día nos hizo temblar de alegría, es mentira que hoy pueda olvidarse con un nuevo amor)
Siento la sonrisa pegada a mi cara al oír sus confidencias secretas y al comprobar que Ángel roza la felicidad que tanto se merece. Cuelgo, me lanzo al sofá y me acurruco bajo la manta. Antes de que Alonso dé al play del mando del vídeo, vuelve a sonar el teléfono.
El dial de mi mente se desplaza hasta "Tenía tanto que darte", de Nena Daconte. (Tenía tanto que darte, tantas cosas que contarte, tenía tanto amor, guardado para ti... Tenía tanto que a veces maldigo mi suerte.. A veces la maldigo... Por no seguir contigo...)
Carlota lleva varios días arrastrando su desilusión. Hace tiempo surgió una pequeña grieta en su relación, la tapó con un poco de yeso y se olvidó. Ahora, después de unos cuantos meses, esa grieta se ha convertido en una falla y la distancia entre ellos, enorme.
─Te quiero mucho, pero no puedo seguir junto a ti ─intentó explicarle una tarde Andrés, su gran amor.
Carlota no entendió lo que decía. Negó con la cabeza la evidencia, calló y se sentó sin fuerzas en la cama donde tanto había reído y disfrutado junto a él. Ahora, la soledad la hundía en el somier.
─¿Tú qué opinas?, ¿sabes algo de él?, ¿te ha llamado?
─No, no sé nada ─ni quiero saber─, deja que pase el tiempo, date un respiro...
─¡No puedo! ¡Ay, si el corazón tuviera la opción "eliminar recuerdos"!
La tensión le aprisiona el estómago y los nervios le impiden dormir.
Me retuerce verla sufrir, me gustaría gritarle que vale mil veces más que él, que saldrá adelante, que ya se arrepentirá Andrés cuando vea todo lo que ha perdido, que no encontrará a nadie tan fantástica como ella... Callo, aprendí hace mucho que es mejor no opinar sobre las parejas contrarias.
Dani Martín empieza a cantar en mi mente "Te recuerdo" (Te has marchado y has dejado otro hueco dentro de mí. Te recuerdo porque fuiste y has sido la chispa que me ha hecho vivir. A tu lado me sentía protegido y dentro de ti. Ahora ya no existe risa ya no hay nada que me haga reír y me acuerdo del cariño y todos los besos que a veces no di)
─¿Ya? ─pregunta mi Alonso con el dedo entumecido sobre el botón del play.
─Eso creo...
─Es increíble la capacidad que tienes para hablar por teléfono. ¿Qué te han contado?
─Nada en especial.
─¡Pero si llevas todo la noche ejerciendo de doctora Francis!
─Bueno, mañana te lo resumo...
Si alguien desea escuchar las canciones que comento en el texto que dé un click sobre el título en rojo.
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