miércoles, agosto 16, 2006

Segovia-Guadarrama


Cuatro días en Segovia. El paraíso para mis hijos y, para qué negarlo, también para nosotros. Diego allí es autónomo. Se sube a su bicicleta y desaparece por el encinar de Saldaña. Álvaro con su triciclo le sigue los pasos y cuando se cansa, juega con los vecinos de la casa de al lado. Estos pequeños instantes de tranquilidad, los exprimimos Alonso y yo gota a gota. Mis suegros, adorables abuelos, persiguen a sus retoños por las eras y les enseñan los tractores, las ovejas… Todo lo que antes era habitual y ahora es novedoso o extraño para los niños de ciudad. Mientras, nosotros leemos, tomamos el aperitivo o nos escapamos a una fantástica tienda de Riaza a comprar alguna antigüedad (este año me he regalado un porta velas gigante que voy a utilizar como perchero. ¡Divino!).Pasaron los días y cargamos el coche: bici, triciclo, portavelas, maletas, morcillas, picadillo, unos pepinos de la huerta… En fin, lo habitual. Y tomamos rumbo a Guadarrama. Nos esperaba una noche movidita: tocaba la fiesta del verano y nos juntamos más de veinte personas en casa. A las doce de la noche me relajé y me enganché al Lambrusco. Los renacuajos seguían brincando por el jardín y yo, a mis treinta cinco años, me seguía escondiendo para fumar un cigarrito y que no me pillara mi abuela.Las fieras poco a poco se van adaptando. Kasbha, la tortuga, persigue desesperadamente a Ambrosio, el bulldog francés, por el jardín; Kaos, el bull terrier, disfruta con los lametones que Ambrosio le da en los cojones y Lucas, el gato, atónito, observa el espectáculo y les bufa de vez en cuando.Mañana, a las siete de la mañana, partimos rumbo a Tenerife. En estos momentos, Álvaro duerme su siesta; Diego se ha ido con Pepe y Alonso a ver “Piratas del Caribe”; mi madre, en Carrefour; mi abuela lee le periódico y las fieras están relajadas. Por un instante oigo silencio y estoy en calma… Seguro que no durará mucho. Posted by Picasa

No hay comentarios:

Publicar un comentario