martes, junio 17, 2008

20 años son nada

Todo sigue igual: la clase, los pupitres, las sillas, la pizarra... Un recuerdo nostálgico

El viernes, veinte años después, el colegio FEM celebró su 50 aniversario. Allí nos encontramos casi todos. Entre abrazos y besos nos elogiamos y repetimos una y otra vez la misma frase, "no has cambiado nada, sigues igual que antes". Aunque alguna vez omitimos decirlo para no faltar a la verdad. Entre copa y copa relatamos nuestras historias, las alegres y las tristes, y todos fuimos felices por el reencuentro. Después, tomamos unas copas en el Café vapor y rematamos la noche bailando en Coppola.
El sábado comprobé que los años sí que han pasado y que mi cuerpo no aguanta tanta marcha, ni tanto alcohol. Pero, ¡un día es un día!

jueves, junio 12, 2008

Detalles infantiles

A Álvaro, mi pequeño ratón, hay veces que pienso en comérmelo a besos y otras, para qué negarlo, estoy a punto de estrangularle. ¿Qué situaciones producen estos instintos en mí?

Situación A
-¡Chicos, este verano nos vamos al Caribe! -exclamamos JF y yo.
-¡¡Bien!!- gritó Diego.
Álvaro calló y entristeció su cara.
-¿Qué te pasa Álvaro?
-Yo no quiero ir al Caribe. Al Caribe no, por favor.
-¿Pero por qué no quieres ir?
-Porque allí nos puede coger los piratas, los piratas del Caribe.

Situación B
JF, raro en él, está en Bélgica y yo no paro de correr de un lado a otro -lo habitual: coles, deberes, comidas, baños...-. A las 21:45 decidí que era hora de descansar.
-Venga, peques, id al baño a lavaros los dientes y hacer pis.
Mientras bajaba las persianas, abría las camas y... ¡Mamá, mamá, corre al baño!, rogó Diego. Fui rápidamente y observé perpleja como Álvaro se había bajado el pantalón y había hecho pis, algo normal si se hace en el water, ¡pero el mico lo había hecho en el suelo!
-¡Álvaro, yo te mato!, ¿por qué has hecho pis en el suelo?
-Yo no he sido, mamá -alegó en su defensa según se subía los pantalones.
-¡¡¡A tu cuarto, castigado sin cuento y como te vea salir de la cama o me digas otra mentira no vas el viernes al cumpleaños de Daniel e Ignacio!!!
-Desde luego, mamá, ¡qué mal se porta Álvaro! -comentó Diego.
-Anda, vete tú también a la cama que hoy tu tutora te ha puesto una nota en la agenda por lo mal que te has portado en clase...
-Me voy a dormir, mamá. Te quiero.
-Yo también, aunque hay días que os mataría.
-¿Lo dices en serio?
-No sé, no sé... ¡¡¡A dormir!!!

martes, junio 10, 2008

Pequeños animales

La invasión de los animales ha empezado con fuerza. Como es habitual por estas fechas las jodidas hormigas gordas, negras y voladoras han invadido la casa. Pero esta vez hemos aguantado el tirón. En cada planta del chalet hemos dejado un mata-hormigas súper eficaz y al más mínimo aleteo de alas las fusilamos. Toda la familia está mentalizada y algo neurótica. ¡Una hormiga!, grita Álvaro. ¿Dónde?, pregunto con voz de pito. ¡En el cuarto de estar! No me lo pienso dos veces, abandono las patatas de la tortilla y corro escaleras abajo para gasear a la jodida hormiga negra y gorda. ¡Agotador!


Jardín trasero

Además, desde hace un tiempo me persigue un misterio de difícil solución. Me explico. El jardín trasero tras la implacable lluvia luce florido. Las petunias blancas y rojas están esplendorosas, llenas de flores, el jazmín trepa sin cesar por las paredes, la hortensia se cree la reina entre el granado y el lilo. Salgo a fumar mi cigarrito y admiro, entre estornudo y estornudo, el conjunto y suspiro de emoción. ¡Ay, qué bonito ha quedado el jardín tras la obra, qué plantas, qué geranios!
En cambio, el jardín delantero me trae de cabeza. Las petunias se han quedado raquíticas, enanas y las ridículas flores están llenas de diminutos agujeros. Observo con atención y no entiendo qué ocurre. Lo comento con Alonso y me mira con cara de, de, de...vamos, que el tema petunia no le afecta ni le preocupa. De pronto, una mañana descubro un rastro en una flor de la petunia. Ajá, esta estela es de un caracol, le comento a la petunia que levemente mueve sus hojas para confirmar mi descubrimiento (estas conversaciones con las flores no se las cuento a Alonso porque es capaz de mandarme al psicólogo). La hiedra se había colado entre los maceteros y cubría parte de la pared. Cogí las tijeras de podar, apliqué mis técnicas de Sherlock Homes y (ay, cuánto me quiero), tras el follaje descubrí a los asesinos come petunias. Un nido enorme de caracoles (más de veinte, y de los gordos) dormía bajo las hojas de las hiedra. ¡Os pillé!, grité emocinada. Corté la hiedra, cogí los caracoles y los deposité en un jardín cercano (¡pobriños!).


Jardín delantero

Agotada con tanto esfuerzo neuronal me preparé una coca-cola light, salí al jardín florido y admiré los graciosos juegos y saltos de la nueva camada de gatitos que han nacido sobre el tejado del garaje del vecino. Ay, divinos animales (no todos, claro)