jueves, julio 11, 2013

¡Me persigue una suplantadora de identidad!

─Doctora, tengo un problema, un problemón que no sé cómo solucionar.
─Pero, ¿por qué me hablas susurrando?
─Shhh, tengo miedo de que me escuche.
─Emma, en la consulta sólo estamos tú y yo, no hay nadie más. ¿Acaso tú ves a alguien? Me empiezas a preocupar...
─No, no hay nadie, pero de pronto, sin saber por qué aparece y me da unos sustos de horror.
─¿Quién aparece?, ¿sufres alucinaciones?, ¿estás tomando alguna medicación o droga?
─No, no estoy tomando nada, aunque no sé si debería. Realmente estoy muy preocupada.
─Por favor, explícame los síntomas.
─No son síntomas, es una realidad. Por las mañanas, cuando me miro al espejo, me veo muy bien con mi pelo arreglado, mis ojos pintados, el brillo en los labios, mi vestidito de verano. Vale, con unos kilillos de más, pero elegante a la par que glamurosa. De pronto, voy por la calle, paso frente a una cristalera y veo reflejada a una tía que ha adoptado mi imagen pero con muchos kilos de más. La miro atónita, con cara de mala leche (esa cara la tengo súper dominada), elevo mis hombros al estilo madrileña chabacana y le grito: "¿oye, tú qué haces ahí? Y la muy cerda, me imita cada gesto.
─Pero Emma...
─No, no, espera que acabe, que es aún peor. Desde hace una época, esa tía asquerosa me suplanta en las fotos. No sé cómo lo hace, pero yo poso toda ideal cada vez que alguien saca su smartphone o cámara y cuando veo la imagen aparece la asquerosa en vez de mi cara. De verdad, no sé cómo lo hace porque yo no noto que me empuje... Debe tener poderes extrasensoriales y modifica las imágenes con la fuerza de su mente... Me está volviendo loca la tía asquerosa.
─Pero Emma...
─Ahora, te digo una cosa, que me voy a tomar en serio la dieta para ver si así la elimino, que me persigue por todos lados y me está amargando la vida. Vamos, que si esa tía asquerosa se refleja en el agua cristalina del mar en bañador me puede dar un síncope.
─Anda, súbete al peso a ver si has adelgazado.
─No, me subiré después del verano, que seguro que si subo me suplanta la gordi que me persigue y me echas la bronca.
─Pero Emma...
─Hala, felices vacaciones y nos vemos a la vuelta que hoy no estoy de humor. Además, como habéis puesto un espejo en el ascensor tendré que bajar andando para que la tía asquerosa que me persigue no me dé un susto. Ay, qué cansado es ser una mujer perseguida...

2 comentarios:

  1. jajaja, relato muy divertido.... para mi desgracia, a mi también me persiguen.....
    Disfruta del verano

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  2. Pero.... Emma... Si la gordologa es de la familia

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