Tal vez haya gente que me critique por no participar en el proceso democrático, pero mi decisión es producto de una gran reflexión. Recuerdo cuando cumplí 18 años, la emoción que me produjo saber que podía votar. Desde entonces jamás he fallado a la llamada de las urnas. Mi voto (siempre secreto) nunca ha sido fiel a ningún partido. Salvo radicalismos, he apostado por distintos bandos. Si el partido llegaba al gobierno y no cumplía lo acordado en su programa (sí, leo los programas) o abusaba de su poder perdía mi confianza y no volvía a recibir mi humilde voto.
Durante muchos años el bipartidismo ha dominado la escena política en España y los excesos por parte de gente inmoral parecían impunes: corrupción, colocaciones a dedo, contrataciones sin concurso, sobornos... Los españolitos decidieron en las últimas elecciones cambiar el panorama político: los votos se distribuyeron entre distintas formaciones y llegó el caos. Los políticos no han sido capaces de formar gobierno (ese es su trabajo, que conste) y por su inutilidad nos vemos abocados a unas nuevas elecciones que suponen (¡átate los machos!) un gasto estimado de 160 millones de euros. Repito: 160 millones de euros.
¿Acaso España ─un país en crisis con más de un 20% de paro─ se puede permitir ese gasto? Os daré la respuesta: no, es una auténtica vergüenza. Por tanto, todos los políticos de las formaciones que han sido incapaces de formar gobierno deben dimitir por ética, porque no han hecho bien su trabajo y porque si están en ese puesto es por la gente que ha confiado en ellos y les ha dado su voto.
No voy a votar en las próximas elecciones, no voy a perder mi tiempo (lo valoro mucho) en ir al colegio electoral, no voy a participar en esta vergonzosa farsa política que va a costar a las arcas españolas 160 millones de euros.
Una idea: ¿no sería más beneficioso para España encerrar a los diputados en el Congreso hasta que formen gobierno y ahorrarnos 160 millones de euros?
P.D: Siento hablar de política pero estoy muy, muy quemada y a través de la escritura desahogo mi ira.
Durante muchos años el bipartidismo ha dominado la escena política en España y los excesos por parte de gente inmoral parecían impunes: corrupción, colocaciones a dedo, contrataciones sin concurso, sobornos... Los españolitos decidieron en las últimas elecciones cambiar el panorama político: los votos se distribuyeron entre distintas formaciones y llegó el caos. Los políticos no han sido capaces de formar gobierno (ese es su trabajo, que conste) y por su inutilidad nos vemos abocados a unas nuevas elecciones que suponen (¡átate los machos!) un gasto estimado de 160 millones de euros. Repito: 160 millones de euros.
¿Acaso España ─un país en crisis con más de un 20% de paro─ se puede permitir ese gasto? Os daré la respuesta: no, es una auténtica vergüenza. Por tanto, todos los políticos de las formaciones que han sido incapaces de formar gobierno deben dimitir por ética, porque no han hecho bien su trabajo y porque si están en ese puesto es por la gente que ha confiado en ellos y les ha dado su voto.
No voy a votar en las próximas elecciones, no voy a perder mi tiempo (lo valoro mucho) en ir al colegio electoral, no voy a participar en esta vergonzosa farsa política que va a costar a las arcas españolas 160 millones de euros.
Una idea: ¿no sería más beneficioso para España encerrar a los diputados en el Congreso hasta que formen gobierno y ahorrarnos 160 millones de euros?
P.D: Siento hablar de política pero estoy muy, muy quemada y a través de la escritura desahogo mi ira.