martes, abril 26, 2016

¡No voy a votar el 26 de junio!


¡No voy a votar en las próximas elecciones del 26 de junio!
Tal vez haya gente que me critique por no participar en el proceso democrático, pero mi decisión es producto de una gran reflexión. Recuerdo cuando cumplí 18 años, la emoción que me produjo saber que podía votar. Desde entonces jamás he fallado a la llamada de las urnas. Mi voto (siempre secreto) nunca ha sido fiel a ningún partido. Salvo radicalismos, he apostado por distintos bandos. Si el partido llegaba al gobierno y no cumplía lo acordado en su programa (sí, leo los programas) o abusaba de su poder perdía mi confianza y no volvía a recibir mi humilde voto. 
Durante muchos años el bipartidismo ha dominado la escena política en España y los excesos por parte de gente inmoral parecían impunes: corrupción, colocaciones a dedo, contrataciones sin concurso, sobornos... Los españolitos decidieron en las últimas elecciones cambiar el panorama político: los votos se distribuyeron entre distintas formaciones y llegó el caos. Los políticos no han sido capaces de formar gobierno (ese es su trabajo, que conste) y por su inutilidad nos vemos abocados a unas nuevas elecciones que suponen (¡átate los machos!) un gasto estimado de 160 millones de euros. Repito: 160 millones de euros 
¿Acaso España ─un país en crisis con más de un 20% de paro─ se puede permitir ese gasto? Os daré la respuesta: no, es una auténtica vergüenza. Por tanto, todos los políticos de las formaciones que han sido incapaces de formar gobierno deben dimitir por ética, porque no han hecho bien su trabajo y porque si están en ese puesto es por la gente que ha confiado en ellos y les ha dado su voto. 
No voy a votar en las próximas elecciones, no voy a perder mi tiempo (lo valoro mucho) en ir al colegio electoral, no voy a participar en esta vergonzosa farsa política que va a costar a las arcas españolas 160 millones de euros. 
Una idea: ¿no sería más beneficioso para España encerrar a los diputados en el Congreso hasta que formen gobierno y ahorrarnos 160 millones de euros?

P.D: Siento hablar de política pero estoy muy, muy quemada y a través de la escritura desahogo mi ira.

domingo, abril 10, 2016

Mi frikismo particular


Domingo, 9:30 h de la mañana, una leve resaca navega por mi cerebro por los excesos de la cena y copas en casa de unos amigos. El despertador del móvil insiste con su insoportable sonido, extiendo la mano, apago el teléfono y miro por la ventana. Una pena, no llueve. Los nervios me hacen saltar de la cama, vestirme con mis mallas y aparejos de adiestramiento. 
Yoda eleva sus graciosas orejas al verme bajar las escaleras. Hoy es nuestro último día del curso de obediencia canina que imparte El perro pirata en el parque Juan Pablo II. Después de un mes, Yoda debe pasar el examen final: una sucesión de ejercicios en un circuito cuadrado.
Antes de salir de casa me preparo mi Coca-cola light con hielo, coloco a Yoda en el maletero, cojo mi cliquer (herramienta para el adiestramiento canino), los premios y arranco hacia la prueba final.
No lo dudéis, la fuerza nos ha acompañado y hemos aprobado con una calificación excelente. Cómo se nota que soy una friki de mi perra, acudo a cursos, paseo hasta el infinito y más allá y soy el hazmerreír de mis hombres que soportan con estoicismo mi frikismo perruno.


¿Aprobaré el examen?


viernes, abril 01, 2016

Soy una perdida


Desde la ventana de cristal, en mi día de libranza, observo al fondo la sierra nevada de Madrid. No recuerdo la última vez que cogí un autobús interurbano, tal vez hace veinte años. Me dirijo a Collado Villalba, un destino inusual en mi vida. El silencioso movimiento del moderno vehículo me adormece y sueño con el inicio de mi odisea.
─Emma, tú sí que eres una perdida.
Mis brazos sujetan el libro "Lugares oscuros", de Gillian Flynn, la autora de "Perdida", el gran éxito literario de hace unos años. No contesto a Alonso, ni siquiera sonrío, no tengo argumentos para rebatir su afirmación y encima el libro no me está gustando.
Semana Santa, mi madre con sus mimos, Julian y su sabrosa cocina, los tres perros, los niños, Guadarrama, amigos, las partidas de parchís, Alonso, las excursiones, el vino, el cuscús, las risas... Salvo por mi presencia, todo es perfecto. 


Mi perdición: los perros, mi coche y mis gafas de sol

Porque no te lo vas a creer pero...
  • ¿A quién se le ocurre dejar la funda con las gafas de sol graduadas encima del techo del coche para ubicar a los perros en el maletero, arrancar a toda velocidad y percatarse del despiste treinta kilómetros después? Gafas perdidas
  • ¿Quién es capaz de volver a perder la única llave del coche en una excursión, avisar a la grúa para trasladarlo al taller, que desmonten la cerradura y solicitar nuevas llaves en la central?
    Coche perdido
  • ¿Quién puede pensar que al llamar a la perra en vez de volver por el puente que ha atravesado ataje saltando un pequeño muro y se caiga al agua del estanque?
    Perra chapoteando, dueña perdida de los nervios intentando salvarla

Sí, soy una perdida y ahora me dirijo después de cinco días sin coche al taller de Villalba a pagar un pastón para recuperar mi automóvil con dos puñeteras llaves nuevas. Lo sé, una perdida, un desastre, un auténtico caos, pero tengo un tesoro: mi familia y una madre fantástica que hasta se convirtió por unos minutos en agente de tráfico para facilitar las maniobras de la grúa. 


Detrás, el estanque del chapuzón