martes, marzo 10, 2020

¡Culos limpios!


Lo reconozco, me he dejado llevar por la histeria que domina la ciudad y me he ido a primera hora de la mañana a Mercadona para almacenar víveres en la despensa y evitar que mis cachorros fallezcan por inanición. A las nueve y cuarto de la mañana ya había cola para entrar en el parking y he gritado al estilo Rambo "Dios mío, ¡esto es un infierno!". Después de veinte minutos de espera he logrado entrar. Un pijo de pelo engominado ha querido quitarme el sitio del aparcamiento, el muy capullo. No me lo he pensado dos veces: he acelerado, hecho un quiebro con mi superbólido mientras aullaba "¡towanda!" como mi adorada Kathy Bates en Tomates verdes fritos. En el supermercado la batalla era como los Juegos del hambre. Me he tensado, he agarrado el carro y he corrido como una loca por los pasillos: una caja de leche, champú, carne, tomates, calabacines... Sin ton ni son. De pronto me he fijado en los carros de mis contrincantes: ¡todos llevaban papel higiénico! He acelerado hasta el pasillo de la celulosa, he derrapado y me he tirado en plancha a por los dos únicos paquetes que sobrevivían en el estante. ¡Lo tengo, he ganado, soy la caña de España!
Conseguido, habrá coronavirus, será una hecatombe pero con el culo limpio, que yo soy muy de "hagas lo que hagas, ponte bragas". Eso sí, limpias.
¡Feliz confinamiento!

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