jueves, octubre 28, 2010

Yo confieso...

Admito mi culpa

 ─¿Fuma?
No, lo dejé el 11 de enero de este año. Por ese motivo estoy aquí.
(Y porque me vi en una foto el otro día después de una fiesta y casi me da un paro cardiaco, pero no se lo voy a confesar.)
¿Realiza ejercicio físico?
Sí, camino y voy a la piscina. El gimnasio por ahora no me atrae lo más mínimo.
(No me gusta que me den órdenes y menos que una tía súper tipazo disfrute al ver cómo me congestiono, me ahogo y caigo derrengada sobre una colchoneta, pensé pero omití.)
¿Bebe?
Sí. Noté cómo me miraba bajo el cristal de sus gafas reprochando mi alcoholismo o dudando de mis palabras.Bueno, no es que esté dándole todo el día a la botella, pero me gusta tomar algún vaso de vino o alguna copa. En verano, una jarra de cerveza helada...
(Por supuesto no le conté que lo que más me gustaba era el gin-tonic o un buen champán... Dudo que le interesara.)
─Es decir, bebedora ocasional.
Eso es.
─¿Toma bebidas con gas?
Sí, coca-cola light.
─¿Una al día?
No, más... Soy una adicta a la coca-cola light 
(Me sentí como si lo reconociera en un grupo de Cocacólamos Anónimos para redimirme).
─El organismo necesita agua, no coca-cola.
-No lo discuto, pero a mí el agua no me sienta bien.
Sus ojos observaron el techo al estilo Belén Esteban, demostrando su desagrado ante el ser que tenía frente a él.
─¿Está segura de que desea realizar esta dieta?
─Segurísima, como no adelgace voy a caer en una depresión y la verdad es que esa situación no va mucho con  mi carácter. 
(Callé para no asustarle más. Era mejor ocultar todas mis neuras y mis pensamientos tan poco tradicionales.)

Al cabo de una semana, tras unos análisis y pruebas satisfactorias de mi organismo (ay, es que estoy más buena, por lo menos por dentro) me explicó la dieta que debía hacer. Según oía sus palabras, mis lorcillas se estremecieron y lloraron en silencio.
─Solo podrá beber agua, solo comerá estos sobres y en la comida y en la cena tomará verduras, pero solo las diez que están indicadas en este folleto. Será mejor que en un principio no practique ejercicio por el mínimo aporte calórico de sus comidas.
Mi cabeza asentía como la de los antiguos perritos que descansaban en la parte trasera de los coches en los años setenta.
─Por supuesto, olvídese de tener vida social...
Salí cabizbaja, arrastrando los pies y mis kilillos de más. 
─¿Qué tal en el médico? ─preguntó mi Alonso.
─Bien.
─¿Qué te ha dicho?
─Pues menos el sexo, creo que me ha prohibido todo.
─¡Qué exagerada!
Al segundo día, Alonso estaba aterrado.
─Oye, deja esa dieta, haz la tuya de toda la vida.
Pero la fuerza de voluntad me hizo seguir: abandoné la coca-cola light, la comida, la bebida, dejé de asistir a cenas de amigas para no caer en la tentación (sorry, sorry). Mi cuerpo menguaba y mi tristeza se multiplicaba. Mis hombres presionaban para que abandonara, que no exagerara, que ya estaba bien... 
Tensión laboral, tensión con los exámenes de los niños, tensión frente a la balanza... Al mes mi ánimo se empezó a desquebrajar.
─Mamá, he sacado un siete en inglés ─gritó Álvaro.
─Yo un nueve en matemáticas ─apuntilló Diego.
Sonreí.
─Esto se merece un premio. Además hoy he cerrado la Guía de Madrid (madrid360) con el nuevo diseño y estoy agotada.
 ─¿Llamamos a un chino para celebrarlo? ─sugirieron felices.
El diablo anoréxico me ordenaba negarme, pero mi ángel regordete entre risas me tentó para que fuera feliz.
─Sí, chicos, me voy a permitir un paréntesis de cuatro días. El lunes volveré a mi dieta de siempre. Tiro la toalla.
Al oír es sschhhh de mi lata de coca-cola light una lágrima rodó de la emoción, al masticar el pato pekín a mi mandíbula casi se le caen los dientes, el color rosáceo volvió a mi cara al saborear el sushi y  fui feliz al ver la sonrisa de mi Alonso entre el arroz tres delicias y la alegría de los niños al devorar sus bolitas de pollo.
Cuatro días de desenfreno. Mañana, unos largos en la piscina; por la noche, cenita con unos amigos junto a un buen vino, brindaremos con una copa y, eso sí, el lunes, a mi cárcel, a mi sufrimiento para lograr todos mis objetivos del Plan EPT (dejar de fumar, deporte y adelgazar). ¿Lo conseguiré?

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