jueves, febrero 09, 2012

Soy una extremista

He vuelto a mi fase pez. Mucho cuidado

Lo confieso, soy una extremista: me posiciono en el negro o blanco, los dos extremos, sin tener en cuenta la variedad de tonalidades de grises que existe entre medias. Mi balanza del sentimiento siempre está inclinada hacia un lado. Si amo, amo. Si odio, odio. Si rio, mis carcajadas se oyen al otro lado del Atlántico. Si lloro, desencadeno cataratas de lágrimas. Y, ay, si me enfado, es mejor estar lejos porque mi ira arrasa con todo. No sé engañar. ¿Es bueno este carácter? No. Me faltan unas cuantas dosis de cinismo para sonreír cuando escucho tonterías, para evitar que se me note en la mirada quién me cae mal, para ocultar mi mal genio... Me hubiera ido mejor en muchos aspectos, pero como diría el escorpión a la rana: "lo siento, va con mi carácter".
Este análisis filosófico surgió en mi mente mientras mi cuerpo soportaba unas insoportables agujetas en la zona abdominal por las risas nocturnas tras la cena de amigas femianas. Una noche que se alargó hasta las cuatro de la mañana entre raclette, vino, rutas, muebles y primas...;-) Mi extremo juerguista (en ese aspecto también me llevo la palma) tuvo sus consecuencias: al día siguiente perdí en el torneo de La liga femenina de pádel. Una dura derrota que emanaba sudor cansado y algo etílico.
Todo ser extremista intenta rozar la perfección y el fracaso penetra como un disparo doloroso e insoportable en el corazón y en el alma (más cursi imposible).
Mi ira me trasladó hasta casa. Mis hombres me esperaban sonrientes.
─¿Habéis ganado?
─No, hemos perdido.
─Claro, no me extraña, si sales por la noche y no te concentras para el partido tiene sus consecuencias. Claro que...
─Alonso, calla que te la estás jugando. ¡Y encima tengo agujetas por mis ataques de risa!
El insomnio de perdedora me hizo plantear una estrategia para remontar en los siguientes partidos. Además de concentrarme el día anterior, no salir por la noche y practicar al tenis con la Wii, debía volver a mi machaque físico, a mi estado pez.
Sí, he vuelto: el lunes 1.250 m, el miércoles 1.500 m.... ¡Que se preparen mis adversarias!



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