lunes, mayo 18, 2015

¡Mamma mía, por amor tengo el alma herida!


Mamma mia, here I go again
My my, how can I resist you?

La música de Abba retumba en mis oídos. Abro los ojos y siento que mis brazos se mueven como si aún estuviera en la pista de baile. Mi cabeza nota los efluvios del alcohol de la noche anterior, mi voz me ha abandonado y mi móvil se desgañita con los pitidos del whatsapp. Observo somnolienta los mensajes y siento que mi vergüenza se multiplica por mil. ¿Quién es ese grupo que baila desenfrenadamente?, ¿acaso esa loca que mueve la negra melena soy yo?, ¿cómo nos hemos trasladado a la década de los ochenta?

Mamma mia, does it show again
My my, just how much I've missed you Yes, I've been brokenhearted

Mi memoria me recuerda la noche anterior, la fiesta sorpresa que preparó Raúl (para mí ya siempre será Braveheart) a su mujer y adorada Elena por su 50 cumpleaños en el chalet de Marta (para mí siempre será la mejor DJ). Allí estábamos todo el grupo de amigos y tres parejas desconocidas por la mayoría que debieron alucinar con la panda de chalados de su alrededor.
Al principio mantuvimos la compostura. Solo al inicio, con las primeras cervezas y el aperitivo. Incluso en la primera parte de la cena parecíamos seres formales con nuestros vinos, hasta que vimos el emotivo vídeo de Elena, desplazamos la mesa, preparamos los gin-tonics y el tocadiscos (¡sí, tocadiscos de toda la vida!) nos envolvió con su música de los ochenta.

Vivir así es morir de amor,
Por amor tengo el alma herida,
Por amor, no quiero más vida que su vida,
Melancolía.

De pronto, el desenfreno nos dominó y como si hubiéramos atravesado una “puerta del tiempo” nos pusimos a mover las caderas, a saltar, a bailar como auténticos profesionales… Y nos dieron la una, las dos, las tres y las cuatro y nuestros cuerpos empezaron a flaquear por tantas risas, tantas copas y tantos movimientos. Y ahora, por la mañana, en nuestra cabeza retumba Mecano y su...

Hoy no me puedo levantar
el fin de semana me dejó fatal toda la noche sin dormir bebiendo, fumando y sin parar de reír

P.D.: Por una vez, y sin que sirva de precedente, mi vergüenza me impide publicar los vídeos (¡por mí y por mis compañeros!). Aunque lo dudéis, de vez en cuando cuido mi imagen y la de mis amigos.

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