viernes, mayo 15, 2015

Placeres te da la vida


Los placeres de la vida se esconden en los pequeños detalles, esos instantes que te hacen disfrutar por un momento, suspirar, reír, saborear. Algún día haré un catálogo de ellos, pero antes os desvelaré que en el número uno estará "Ir al baño". Sí, cumplir las necesidades fisiológicas es un placer que permite gozar de lo demás. No es lo mismo ver el Taj Majal con unas ganas imperiosas de evacuar aguas menores o mayores que con la calma del cuerpo vacío de fluidos.
Sin entrar en temas escatológicos, os voy a relatar cómo estos días me he deleitado con pequeños y grandes placeres que, sobre todo, me han hecho reír a carcajadas (¡la mejor terapia contra las arrugas!) y desmadrar mi cuerpo. 
El gran momento de la semana ha sido la comunión de mi adorada, graciosa y encantadora ahijada Cayetana. Una estrella de la simpatía que tuvo una fiesta fantástica. Una celebración que sacó la vertiente más cómica y loca de la familia, que me hizo reír con mis sonoras carcajadas, saltar por el castillo hinchable, hacerme fotos chistosas con primos, padres y hermanos... Una fiesta inolvidable con payasos, bocados dulces y salados, abrazos, besos y gin tonics. Además, todos estábamos guapisísimos, encantadores y divertidos en un entorno lleno de glamour y diseño. ¿Qué más se puede pedir? Pues como punto y final, una visita con Álvaro a última hora de la noche a urgencias por un ataque de asma, que no todo en la vida es perfecto y de vez en cuando aparecen nuestras imperfecciones que manejamos con soltura y ventolín.



Del resto de placeres de la semana puedo contar que rebañé con gozo los restos de bechamel de las croquetas, acudí a la presentación del libro "Chinita" en el Mercado de Motores para acompañar a mi gran amiga Marta, que me arrebujé en mi sofá favorito para leer y dormir una placentera siesta y otros placeres que no voy a contar aquí para que vuele vuestra imaginación.

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