jueves, marzo 10, 2016

Facebook ya no es lo que era...


Imaginad: Madrid, mayo de 2008 ─como decía la abuelita de la mítica serie "Las chicas de oro"─, aquel año creé mi cuenta en Facebook, cuando la red social en España acababa de desembarcar y poca gente se había conectado. Recuerdo que mi grupo de amigos era de treinta y dos personas y entonces me parecía una barbaridad. En aquella época los muros sí que eran personales: fotos del verano, familiares, fiestas, viajes, eventos sociales... En mi caso, muchas imágenes y enlaces a mi diario-blog para que mis amigos accedieran con facilidad. Poco a poco Facebook aumentó su tamaño. Con ilusión descubrí personas del pasado, amigos que había perdido... El tiempo pasó y mi cuidado sobre lo que publicaba se incrementó para intentar proteger la intimidad de mi gente. Alguna entrada de mi blog levantó ampollas en conocidos más o menos cercanos e inevitablemente implanté mi propia autocensura. De la auténtica libertad pasé a un mínimo control sobre lo que escribía en el blog o las fotos que publicaba en Facebook. Respecto a mi imagen o mi forma de ser no me contuve: siempre me he reído de mí misma y no pienso cambiar (si alguien se ofende tiene la absoluta libertad de dejar de seguirme o bloquearme)
Desde hace unos meses barajo la idea de abandonar Facebook porque no se ajusta a los principios de su inicio. Seré sincera: me harta ver en los muros las propuestas políticas del partido afín de cada persona (¡no me interesa!), estoy hastiada de las frases de Paolo Coehlo, Pablo Neruda o Mario Benedetti que se repiten semana a semana; me dan mucha pena los niños con enfermedades o desaparecidos pero siempre dudo de la veracidad; no soporto que me pidan firmar cada dos por tres por una causa en change.org; me irrita que a través de las cookies detecten mis gustos y me bombardeen con cientos de anuncios... En fin, que la red social Facebook se ha convertido en una red política, poética o publicitaria y reconozco que me cansa. Aunque, como todo, aún mantiene parte de su encanto.
Seguiré pensando...

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