Cada persona tiene un don, un arte que lo caracteriza y hace genial. No pienso echarme flores, ni enumerar las cosas que hago bien, ni explicar mis habilidades adquiridas a lo largo de más de cuarenta años, pero hay una característica en mi ser que me hace si cabe más especial. No es fácil realizarlo con mi estilo y glamour (repito, he tardado años en perfeccionar mi técnica). Lo confieso: soy una experta en caerme al suelo. Sí, tal y como suena. Mi no parar se paraliza cuando me estampo. Oye, que no todo el mundo puede hacerlo con mi gracia y estilo. Que hoy por ejemplo he pisado mal con el pie izquierdo, me he caído y me he rebozado cual croqueta por el césped del pinar bajo la mirada atenta de Yoda, mi schnauzer miniatura. Por suerte, que siempre es de agradecer, no había público para aplaudir mi hazaña. Eso sí, con mi súper estilo me he levantado, he sacudido la tierra de mis mallas, colocado la coleta de mi pelo y he continuado con dignidad, como si fuera la reina de los pinos. Ay, hacía tanto tiempo...
Enlaces con mis caídas ilustres:
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