lunes, noviembre 11, 2019

Gracias, Albert. Teruel, te quiero.



La dimisión de Albert Rivera me entristece. La aparición de su partido en el panorama político español me ilusionó, y admiré su valentía al defender la unidad de España desde Cataluña. Ciudadanos se merece todo nuestro respeto por su valor ante los violentos independentistas y su defensa de los catalanes no nacionalistas. 
    Rivera en las anteriores elecciones dejó bien clara su postura: "no voy a pactar para que Pedro Sánchez sea presidente". Lo  dijo mil veces, por activa y por pasiva, pero su electorado no le creyó. Sus votantes asumieron que, como en otras ocasiones, modificaría su radical posición por el bien de España. Él fue fiel, y su firmeza le hundió. También es cierto que Pedro Sánchez no se lo puso nada fácil: una cruenta batalla de machos alfa. Rivera no tuvo en cuenta que los votantes de su partido no son fieles, fluctúan entre los tres partidos más moderados: PP, PSOE y Ciudadanos. La convocatoria de unas terceras elecciones y la falta de acuerdo con el PSOE para permitir un gobierno que mermara la fuerza de los independentistas le ha pasado factura. Más bien le ha quebrado. 
   Sin embargo, su dimisión le engrandece como político y aún más como persona. Un líder que reconoce sus errores, que asume el fracaso con dignidad, educación y savoir-être merece todos nuestros elogios. Y más en España, donde los políticos jamás se responsabilizan de sus fallos, ni dimiten. Albert ha asumido sus tropiezos, y le honra. Muchas gracias, Rivera.
    El resultado electoral, además de sorprenderme y asustarme, ha logrado arrancarme una sonrisa. Teruel Existe ha conseguido un diputado y dos senadores, todo un hito político para la España vaciada, para los pequeños rincones de nuestro país mudos ante la presión de grandes comunidades como Cataluña o el País Vasco. Este resultado me llega al alma porque un trocito de Teruel reside en mi corazón. En Oliete, pueblo de la Sierra de Arcos regado por el río Martín, he vivido mis mejores veranos: amigos, primos, amores, fiestas, desmadres... Una tierra a la que necesito volver cada año para subir al pantano de Cueva Foradada, ir a la Sima de San Pedro y tomarme unas cañas con el Higinio o el Riera. Mis recuerdos, mis secretos. 
      Ahora, Teruel debe marcar tendencia para que Soria, Palencia, Segovia, Albacete, Orense, Murcia o Cuenca sigan su ejemplo. Que ya está bien de que la vida política gire entorno a unos pocos territorios y otros sean olvidados y vaciados. 

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