martes, septiembre 18, 2007
La mayor horterada
Tras más de dos meses de baja y uno de vacaciones me ha tocado volver a trabajar. Me siento fatal, más que fatal me siento una hortera y una vulgar. Esto de trabajar es una auténtica ordinariez. Sí, muchos venden el rollo de que el trabajo es la liberación de la mujer, la independencia... ¡Mentira! Yo que he nacido para ser rica, pero por desgracia no lo soy, llevo muy mal lo de trabajar. Si mi cuenta superara los dos millones de euros viviría como una auténtica reina y, por supuesto, no se me caería la casa encima (¡qué absurdo para eso pago a alguien que me la tiene súper cuidada y organizada). Los lunes y miércoles acudiría a clases de salsa para mover el esqueleto. Los martes y jueves, a pintura. En mis ratos libres diseñaría los logos, invitaciones, carteles... de amigos, familiares y, como no, las empresas que de vez en cuando me lo solicitan. Mantendría actualizado mi blog, escribiría mi libro... Luego, las tardes, estaría con mis niños y su agenda de actividades y vida social. Entre semana invitaría a comer a mis amigas (periódico, colegio...). Los fines de semana cenitas con familia y amigos. Una vez al mes, como mínimo, organizaría un viaje de cuatro o cinco días con mis hombres. Ah, y cada seis meses un viaje de placer con mi Alonso -Kenia, Thailandia, Australia..., serían algunos de los destinos-. Realizaría todas las obras que mascullo en mi mente. Me construiría una gran casa de estilo rural en Saldaña, Segovia, con un mínimo de dos habitaciones para invitados con baño incluido, la buhardilla de casa, el jardín... También haría un curso de jardinería y... Y mil sueños más, porque yo no sé lo que es aburrirse. Siempre tengo mil cosas que hacer, mil proyectos por realizar, mil ideas por aprender. Pero soy una jodida hortera, vulgar y ordinaria que necesito trabajar para pagar mi hipoteca y concederme mis caprichos. Jodido euromillón, ¿por qué no sacas nunca mis números en el sorteo?
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