viernes, noviembre 21, 2008

Todo listo

Soy insoportable, lo sé desde hace tiempo y hay momentos en los que no me aguanto ni yo. Estaba muy tranquila ante el próximo enlace de Antonio y Marta: el vestido colgaba en su percha, los complementos en el primer cajón y los zapatos en el armario. Todo estaba listo cuando de pronto mis neuronas empezaron a bailar por mi cerebro y a hacerme dudar. ¿Seguro que vas bien con un traje corto? Y la pregunta me machacaba sin piedad, ahuyentado mi sueño.
Por suerte, mi madre que me conoce como si me hubiera parido, percibió mi neurotismo y me obligó a ir con ella a una tienda fantástica. Un acierto. Allí mis ojos se iluminaron, empecé a probarme vestidos y (¡cómo no!) me compré uno divino. Faltaban dos días para la boda, los complementos ya no me combinaban, tampoco los zapatos, ni el abrigo... A la hora de comer saqué de nuevo la Visa (este mes está agotada) y adquirí unos zapatos y un bolso carísimos y monísimos. Mis entradas a casa provocaban una mirada perpleja de Alonso: "Emma, no hay día que no te compres algo...". "Calla, calla, corazón, que te va a encantar...", contestaba corriendo. Y él, que es buen tipo, omitía sus comentarios porque sabe que yo he nacido para ser rica...
Por fin, ayer solucioné todo y respiré tranquila. Tan bien estaba, tan relajada que al ir a buscar a Diego y Daniel a catequesis, mientras arrastraba la mochila de mi hijo y les preguntaba qué tal les había ido sonó un ruido estrepitoso: ¡¡cataplofffff!!, ¡¡Ay, ay, ay!! Diego y Daniel me miraron y no pudieron ocultar su ataque de risa. ¡Mamá, ha sido como en los dibujos animados!, dijo Diego entre carcajadas. Me coloqué las gafas, rocé mi pierna dolorida y mi moflete magullado y miré la señal de tráfico contra la que me había estampado.
Llegué a casa avergonzada del ridículo y con el dolor multiplicado por mil.
-Cielo, me he dado un tortazo impresionate... -empecé a relatar.
-¿Con el coche? -preguntó asustado.
-No, andando, me he comido una señal de tráfico, he rebotado, casi rompo las gafas y tengo la pierna fatal.
-Ah, bueno, esas cosas que te ocurren a ti...

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