Si fuera una mala mujer contaría que se lesionó jugando al fútbol, que intentó marcar un gol y que de la emoción su dedo topó con fuerza en el cemento en vez de dar al balón.
Si fuera una mala mujer contaría que tiene la uña negra, que se queja amargamente y que no puedo evitar reír al ver su garbo al caminar.
Menos mal que soy una buena mujer y no lo voy a contar. Si callo es porque no tengo fuerzas, que tengo mil frentes abiertos y estoy que no puedo más de los de aquí, de los de allá, de albañiles y electricistas... Otro día contaré más.
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