viernes, febrero 12, 2010

Mi San Valentín

Eusebio, solo y desamparado, vagaba por el aire. Una ventana abierta le tentó. Asomó la cabeza y con pasos sigilosos se coló. Sobre la cama descubrió a Alegra. Eusebio se quedó sin palabras. De pronto sus miradas se cruzaron y el amor brotó al instante. Con grandes dosis de valor Eusebio se acercó a Alegra mostrándole su sonrisa más seductora. La flecha del amor taladró los corazones de ambos.
-No te voy a dejar escapar, tú te vienes conmigo -le susurró Alegra al oído mientras entrelazaba su pequeña mano con la suya.
Eusebio, hipnotizado por tan bella voz, cumplió sus órdenes y entró en la gran casa de Alegra para vivir su historia de amor.
Y la menda, que soy yo, que es la casa, aguanta estoicamente y con bastante mal humor el amor de Eusebio, el virus de la gripe, y de Alegra, la dueña de mi alergia. ¡Todo sea por el amor! Aunque sea entre toses, mocos, estornudos...
Pero como a mí lo de San Valentín siempre me ha parecido una horterada ya estoy planeando cómo decirle a Alegra que Eusebio le ha sido infiel con Mucosa, la atractiva novia de don Moco, a ver si con un poco de suerte todos me abandonan y me dejan ser feliz.

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