martes, febrero 23, 2010

Caducado

La ilegal y el focus

Felicito a todas aquellas personas que les gusta madrugar y comprobar que las aceras están bien colocadas, pero a mí me parece una horterada. Mis mañanas comienzan a las nueve menos cuarto: escucho la desesperación de Alonso y sus intentos vanos para que despertemos. Por fin, cuando su enfado aumenta y oímos el sonido del agua de la ducha al caer saltamos todos de la cama: los peques se visten a toda velocidad mientras preparo los zumos y tostadas: desayuno rápido, lavar, peinar... Y mis tres hombres me abandonan. Es el momento de acurrucarme en la cama, leer un libro o recolectar mi granja... ¡Esto es vida!
Pero hay mañanas en que mis planes se desbaratan.
-Emma, a las nueve tengo una reunión, tendrás que llevar tú a los niños al colegio -comenta mi Alonso a la hora de la cena.
-Vale -rumio con soniquete de vaca asturiana mientras zampo mi ensalada.
La noche me turba con cientos de interrogantes: ¿me despertaré?, ¿llegaré como siempre tarde?... De pronto, entre tantas preguntas recordé algo que tenía que haber hecho y que había olvidado realizar... El estrés que me produjo logró que a las ocho y media de la mañana estuviera despierta y arreglada.
-Chicos, despertad que hoy os llevo yo al colegio- les susurré al oído.
Abrieron los ojos al unísono.
-¿Nos llevas tú?
-Sí.
-¡Pero si ya estás vestida!
-Sí, hoy llegaremos pronto.
Y por una vez lo conseguimos. Volví a casa, aparqué y me fui andando hasta mi cercano destino.
Click, sonó la máquina. 15 segundos de espera y el material estaba en mi poder. Crucé y entré aterrada en el local.
-Buenos días -saludó una amable sudamericana.
-Buenos días. Vengo a renovar el carnet de conducir.
-¿Ha traído las fotos?
-Sí.
-Espere en esa sala, en breve la avisarán.
Mis nervios aumentaban por segundos. Superé las pruebas visuales, las de coordinación, la tensión estaba perfecta... Llegó el momento de hacer la pregunta del millón.
-Disculpe, es que no le dicho que tengo el carnet caducado.
-¿Desde hace mucho?
-Bueno, pues, a ver... casi seis meses... Es que no me había dado cuenta....
-¿No le llegaron a casa los papeles de renovación?
-No, es que cuando me cambié de domicilio olvidé modificar en tráfico los datos.
La funcionaria miró mi DNI.
-¡Pero si vive al lado de Tráfico!
Sí, tenía razón, pero cómo explicarle que en muchos aspectos soy doña perfecta (organizando fiestas, cenas...) pero que en cuanto al coche soy un absoluto desastre: soy incapaz de llevarlo limpio y ordenado, jamás arreglo un golpe de la chapa; se me pinchó una rueda, puse la de recambio y aún no he comprado otra...
-Si llega a tener un accidente el seguro no le hubiera cubierto y la habrían multado -siguió maltratándome la mujer.
Me imaginé sacando un látigo del bolso y flagelando mi espalda.
-Ya -susurré con una voz imperceptible.
-¿Se ha dado cuenta de qué día es hoy? -me gritó mi torturadora.
-Sí, 23 de marzo -contesté mientras notaba que todo mi cuerpo empequeñecía.
-¿Sabe que si pasan más de seis meses sin renovar el carnet debe realizar de nuevo los exámenes y que su carnet caducó el 27 de agosto del año pasado?
Taquicardías, palpitaciones, falta de repiración... ¡Me voy a morir!, logré razonar con congoja y acojone.
-Se ha librado por los pelos. Recoja abajo su justificante y la próxima vez esté más atenta. Hasta luego.
Intenté articular alguna palabra de agradecimiento pero mi cuerpo empequeñecido, taquicárdico y asmático sólo logró arrastrarse hasta el exterior...
Entré en el periódico, corrí a la máquina a por una coca-cola light y me senté agotada de tanto estrés... Y aún me queda lo peor: ¡contárselo a Alonso!

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