"Emma, a ti siempre te ocurren cosas rarísimas", suele decirme Icíar alguna mañana antes de que me tome mi coca-cola light. Pienso igual que ella. Un día, preocupada porque mi línea de la vida se va empequeñeciendo, decidí que el universo acumula todos mis sucesos en un breve espacio de tiempo para poder vivir cientos de aventuras. Una justificación cualquiera.
Hoy no llevo ni tres horas despierta y el surrealismo me ha invadido de nuevo. Relatemos:
Esta mañana lluviosa he llevado a los niños al cole y he acudido con mi "estilo croqueta" a la piscina para nadar mis correspondientes 1.500 metros y relajarme para el día que me espera (día de cierre del suplemento y estrés). Una ducha, crema hidratante...
Sigue lloviendo. Arranco el coche y vuelvo a casa con mi bolsa y las llaves (¡para qué llevar más cosas a estas horas tan intempestivas!).
Alonso está a punto de partir.
─Emma, no te lo vas a creer ─Mi cuerpo tiembla. Esa frase es mía. ¿Qué le habrá sucedido?─ No ha parado de sonar tu móvil, pero como estaba en la ducha no lo he oído. Acabo de colgar.
Por mi mente aparece mi hermano Pepe que se acaba de romper la clavícula, el colegio de los niños...
─¿Quién era?
─Carmen, tu compañera.
─¿A estas horas?...
─Sí, por el periódico corre un rumor insistente...
"Ya está, me han despedido y quiere avisarme antes", pienso relajadamente después de mis 1.500 m y sin entender por qué Alonso sonríe.
─Parece ser que circula el rumor de que te ha dado un ataque de apendicitis, que hoy no vas a ir a trabajar y están preocupadísimos por el cierre y por ti, supongo.
Mi mente me bombardea con todas las operaciones de mi maltrecho cuerpo: polipo killian, cornete, juanete derecho, juanete izquierdo, ovario y...
─¡Pero si no tengo apédice, me lo quitaron con 18 años!
─No me negarás que es rumor más divertido de los últimos meses.
─Pero de dónde ha salido.
─Ni idea. Yo he alucinado, le he dicho que las últimas noticias que tenía es que habías ido a llevar a los niños al cole, que al no ser que te hubiera dado un ataque en la última hora...
"Emma, a ti siempre te ocurren cosas rarísimas", me dirá Icíar.
¡¡¡Y tiene razón!!!
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