martes, noviembre 22, 2011

Cóctel de conejillos de indias

Chicos, que mañana tenemos que decorar la mesa para ver si nos elogian...

Según el refranero español quien tiene un amigo tiene un tesoro. Por suerte en mi vida hay varios tesoros que valen su precio en oro por aguantarme y apoyar mis locuras. De vez en cuando, desde el cariño, los convierto en mis conejillos de indias para que caten mis experimentos y elogien mis virtudes (a veces me critican pero como este blog es mío omito la información).
El viernes envié la invitación a mi grupo conejil: 

"PEQUEÑOS BOCADOS DE AMISTAD"
No hay nada mejor que compartir pequeños instantes, leves sonrisas y efímeros abrazos. Por eso esta vez degustaremos una cena centrada en minúsculos manjares: un poco de sushi, unos canapés... Todo muy leve, todo muy cóctel
¿Quién se apunta?
Besos para todos

El sábado mi ojo madrugador se despertó a las nueve de la mañana. Los nervios de Álvaro botaban por la cama:
─¡Venga, levantaros, que no llegamos a fútbol!
Ración doble: a las diez, partido del pequeño y a la una, del mayor. Mucho fútbol, mucha emoción. En el intervalo entre pitidos, aproveché para montar las croquetas y elaborar el arroz nipón.
La tarde se esfumó entre los makis, nigiris, zarangollos, piruletas de queso y quiche. 
─Emma, me has vuelto a engañar. ¿No ibas a ser un cóctel en el que cada uno traía un plato? ─preguntó Alonso con sonrisa pícara.
─¿Seguro que dije eso? No lo recuerdo, amor. Anda, baja las copas de vino y pon el mantel.
Intenté contenerme, pero como siempre he sido muy facilona a la hora de caer en la tentación, no me pude resistir y decoré la mesa con una muestra de algunos muñecos que estoy preparando para estas navidades. Además, coloqué los carteles con los nombres de los bocados internacionales que se iban a degustar (nipón, italiano, español, francés...). 
La manada de conejillos de indias llegó a las nueve y media con botellas de vino y postre (mini tartaletas y mini palmeritas, para no fallar a la premisa de "pequeños bocados"). A Mayte no le gustaron los makis pero sí los nigiris, a Cristina le encantaron los temakis, David devoró los rollitos, Claudio gozó con los makis y las pocas croquetas que dejó Álvaro; Blanca saboreó la quiche; Alonso, el zarangollo... ¡El alpiste le había gustado a los conejillos de indias y el vino volaba por sus paladares!
Una auténtico éxito, una noche fantástica, un cóctel de amigos en el que saboreamos confidencias, secretos, risas y efímeros bocados de placer. Sí, ¡adoro a mis conejillos de indias!

Detalle de la mesa

PD. Por respeto a los roedores, sus fotos solo serán visibles en sus perfiles de facebook. Ay, cuánta timidez y qué pánico me tenéis... ;-)

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