Chicos, que mañana tenemos que decorar la mesa para ver si nos elogian... |
Según el refranero español quien tiene un amigo tiene un tesoro. Por suerte en mi vida hay varios tesoros que valen su precio en oro por aguantarme y apoyar mis locuras. De vez en cuando, desde el cariño, los convierto en mis conejillos de indias para que caten mis experimentos y elogien mis virtudes (a veces me critican pero como este blog es mío omito la información).
El viernes envié la invitación a mi grupo conejil:
"PEQUEÑOS BOCADOS DE AMISTAD"
No hay nada mejor que compartir pequeños instantes, leves sonrisas y efímeros abrazos. Por eso esta vez degustaremos una cena centrada en minúsculos manjares: un poco de sushi, unos canapés... Todo muy leve, todo muy cóctel
¿Quién se apunta?
Besos para todos
El sábado mi ojo madrugador se despertó a las nueve de la mañana. Los nervios de Álvaro botaban por la cama:
─¡Venga, levantaros, que no llegamos a fútbol!
Ración doble: a las diez, partido del pequeño y a la una, del mayor. Mucho fútbol, mucha emoción. En el intervalo entre pitidos, aproveché para montar las croquetas y elaborar el arroz nipón.
La tarde se esfumó entre los makis, nigiris, zarangollos, piruletas de queso y quiche.
─Emma, me has vuelto a engañar. ¿No ibas a ser un cóctel en el que cada uno traía un plato? ─preguntó Alonso con sonrisa pícara.
─¿Seguro que dije eso? No lo recuerdo, amor. Anda, baja las copas de vino y pon el mantel.
Intenté contenerme, pero como siempre he sido muy facilona a la hora de caer en la tentación, no me pude resistir y decoré la mesa con una muestra de algunos muñecos que estoy preparando para estas navidades. Además, coloqué los carteles con los nombres de los bocados internacionales que se iban a degustar (nipón, italiano, español, francés...).
La manada de conejillos de indias llegó a las nueve y media con botellas de vino y postre (mini tartaletas y mini palmeritas, para no fallar a la premisa de "pequeños bocados"). A Mayte no le gustaron los makis pero sí los nigiris, a Cristina le encantaron los temakis, David devoró los rollitos, Claudio gozó con los makis y las pocas croquetas que dejó Álvaro; Blanca saboreó la quiche; Alonso, el zarangollo... ¡El alpiste le había gustado a los conejillos de indias y el vino volaba por sus paladares!
Una auténtico éxito, una noche fantástica, un cóctel de amigos en el que saboreamos confidencias, secretos, risas y efímeros bocados de placer. Sí, ¡adoro a mis conejillos de indias!
PD. Por respeto a los roedores, sus fotos solo serán visibles en sus perfiles de facebook. Ay, cuánta timidez y qué pánico me tenéis... ;-)Ración doble: a las diez, partido del pequeño y a la una, del mayor. Mucho fútbol, mucha emoción. En el intervalo entre pitidos, aproveché para montar las croquetas y elaborar el arroz nipón.
La tarde se esfumó entre los makis, nigiris, zarangollos, piruletas de queso y quiche.
─Emma, me has vuelto a engañar. ¿No ibas a ser un cóctel en el que cada uno traía un plato? ─preguntó Alonso con sonrisa pícara.
─¿Seguro que dije eso? No lo recuerdo, amor. Anda, baja las copas de vino y pon el mantel.
Intenté contenerme, pero como siempre he sido muy facilona a la hora de caer en la tentación, no me pude resistir y decoré la mesa con una muestra de algunos muñecos que estoy preparando para estas navidades. Además, coloqué los carteles con los nombres de los bocados internacionales que se iban a degustar (nipón, italiano, español, francés...).
La manada de conejillos de indias llegó a las nueve y media con botellas de vino y postre (mini tartaletas y mini palmeritas, para no fallar a la premisa de "pequeños bocados"). A Mayte no le gustaron los makis pero sí los nigiris, a Cristina le encantaron los temakis, David devoró los rollitos, Claudio gozó con los makis y las pocas croquetas que dejó Álvaro; Blanca saboreó la quiche; Alonso, el zarangollo... ¡El alpiste le había gustado a los conejillos de indias y el vino volaba por sus paladares!
Una auténtico éxito, una noche fantástica, un cóctel de amigos en el que saboreamos confidencias, secretos, risas y efímeros bocados de placer. Sí, ¡adoro a mis conejillos de indias!
Detalle de la mesa |
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