Las Navidades me dejan las neuronas exhaustas de tanto pensar regalos personalizados que gusten al destinatario. Cuando aún no me he repuesto, llega el mes de marzo y me pongo a temblar. Los cumpleaños se amontonan en la agenda: abuela Mary (finales de febrero), Roberto, Manuela, Pepe, Blanca y demás amigos. Y no tengo fuerzas. De lunes a jueves mi tiempo se escurre entre los deberes de Diego, los cuentos de Álvaro, las gestiones con el resto de las madres de colegio para ver a qué campamento mandamos a los niños en verano, la thermomix, las compras caseras que nunca se acaban (frutería, carnicería, pescadería, mercadona...), mis series, mi insomnio, mis momentos de relax (en este aspecto cada uno que le eche imaginación)...
El sábado Roberto nos invitó a cenar a La Mordida para celebrar su cumpleaños y a Chicote a tomar unas copass. El regalo fue un clásico: calzoncillos Calvin Klein y pantalón de pijama Calvin Klein, eso sí, con tiquet de regalo. Esta noche mi abuela Mary invita a todos sus nietos a cenar, así que me he recorrido el Corte Inglés de arriba a abajo. Al final encontré su regalo. Sé que lo cambiará porque a ella lo que más le emociona no es el regalo sino poder ir a cambiarlo al Corte Inglés. Así que espero que le guste el tiquet regalo.
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