Me despierto con el corazón acelarado. No por amor sino por terror: ¡no localizo mi tarjeta del Corte Inglés! ¿Me la han robado, la habré perdido, estará descansando en algún sitio tan secreto que he olvidado? Salto de la cama, acudo a mi clase de pádel y al terminar esprinto hasta las oficinas del Corte. Uff, respiro, no me han cargado nada nuevo en la cuenta. Vuelvo a casa, me ducho, acudo a trabajar y antes de fichar descubro que me he dejado la cartera en mochila de deportes. ¡Ahora no tengo ni DNI, ni carnet de conducir...! ¡Pero me han dejado entrar al periódico! ¡Qué día! ¡¡¡¡También se me ha olvidado el móvil en casa (aunque esto es más habitual en mí)!! Si alguien me ve, que se esconda y ni me salude... ¿Quién me invita a una coca-cola light?
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