Lunes. Los peques no tienen campamento y el tiempo no permite ir a la piscina. Algo hay que hacer. Por fin, me funciona la neurona. Meto a toda la tropa infantil (incluyo a mi marido) en el coche y nos vamos a El Escorial, al centro de naturaleza "Cañada Real". Durante todo el trayecto fueron boquiabiertos admirando lobos,lechuzas, tortugas, jabalíes... Una maravilla. Pensé que con la caminata estarían agotados, pero me equivoqué, así que puse de nuevo la neurona en funcionamiento y nos fuimos al cine a ver "Cars".
-Emma, ¿pero va a venir Álvaro al cine?- me interrogó Alonso.
-Claro, a él le encanta- contesté estilo madre coraje.
-Bueno, pues si se porta mal tú te encargas de él.
-Alonso, qué pesadito eres.
-¡Mamá, cine, mamá, cine!- gritó Álvaro desesperado.
Por una vez, Alonso tuvo razón. Ellos disfrutaron de la película y yo corrí como una loca detrás de Álvaro. Los argumentos del renacuajo fueron de lo más variado: "mamá, pis" (1ª salida), "mamá, chupachups" (2ª salida), "mamá, más pis" (3ª salida)...
Cuando llegamos a casa no podía con mi cansancio y supuse que ellos estarían igual. Me equivoqué.
A las once de la noche estalló la 3ª Guerra Mundial. Cuatro bandos competían en la batalla.
Mi madre, Alonso y yo, en el salón viendo CSI.
Pepe, en la cocina abducido por el nuevo reality de Antena 3.
Los peques, saliendo y entrando de su cuarto porque no querían dormir.
Y mi abuela, que venía de su paseo guadarrameño, desesperada porque quería ver "Mira quién baila".
-Pepe, vete al cuarto de tu madre que quiero ver mi programa- argumentó mi abuela.
-Jo, abuela, paso- dijo Pepe bruscamente.
-Pepe no me deja ver la tele...- balbuceó mi abuela en el salón.
-¡Pepe, deja a la abuela ver la tele!- grité.
-¡Menuda mierda! Estoy harto de todos vosotros- vociferó Pepe y se subió con la coca-cola.
-¡¡Hola!! No quiero dormir- dijo Álvaro con su sonrisa seductora.
-¡Yo tampoco!- comentó Diego.
-¡Los dos a dormir!- gritó Juan Fran- La próxima vez que me levante os encierro en el chiscón.
-Mamá, baja tu televisión, está altísima- rugió mi madre.
Mi abuela se levantó y cerró bruscamente la puerta de la cocina.
CATAPLOPLOFPLOP se escuchó en la parte superior de la casa.
-¡Pepe!, ¿qué has hecho?- vociferó mi madre.
-Se me ha caído la coca-cola.
-Recógelo ahora mismo. Eres un manazas.
-Si la abuela no me hubiera echado de la cocina...
Pepe bajó todo enfadado y subió la escoba, el recogedor y la fregona.
-¡No queremos dormir!- repitieron insistentemente los niños.
Mi abuela asomó la cabeza por la puerta.
-Por cierto, me parece un encanto Rosa la de España. Baila muy bien y tiene un novio....
-¡Abuela, que estamos viendo nuestra serie!- rugimos al unísono el bando primero.
El intermedio nos dio un respiro.
Mi madre subió a inspeccionar su cuarto y volvieron los gritos.
-¡Pepe! Tú te crees que estas son formas de limpiar el suelo. Por Dios, se me pegan los pies. Anda, súbeme el friegasuelos.
-Mamá, estoy harto. El año que viene me independizo.
-Pues como no aprendas a limpiar más que una casa vas a tener una pocilga...
Álvaro y Diego volvieron a aparecer por el salón, mi abuela aprovechó el movimiento para venir a vernos y contarnos quién había ganado en su concurso, Pepe gritó porque no encontraba la lejía, mi madre bufó mientras barría el suelo, Juan Fran persiguió a los niños... Y yo, atónita, intentaba descubrir quién había asesinado al croupier de CSI.
Mi familia, mi adorada familia.
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