Un esqueleto y un zombi asustaron al vecindario
Una vez tomada la decisión (¡el sábado súper fiesta de Halloween en casa!) y tras comunicársela a mi santo que puso cara de pocos amigos, empecé con los distintos motivos para la decoración: murciélagos, arañas, calabazas... y a elaborar en mi mente un menú terrorífico acorde con las circunstancias. Alonso entraba cada día, observaba y mostraba su sorpresa: la pequeña mesa del salón simulaba ser el ataúd de Drácula, las telas de araña flotaban por cada esquina...
-Emma, tu pasión por organizar fiestas es enfermiza... -decía a media voz intentando que no le oyera.
-¡Qué exagerado Alonso! -contesté mientras los niños me ayudaban a colgar un tétrico esqueleto al que se le iluminaban los ojos rojos y chillaba como si le estuviesen degollando.
Mi gran optimismo me hizo creer que el viernes iba a tener tiempo para rematar los pequeños detalles que aún me faltaban. Me equivoqué: comida en casa de mi abuela con mis primos Marcos y Carlos, charla de madres al ir a recoger a los niños al colegio... A las siete entré por la puerta de casa, Álvaro y yo invadimos la cocina para preparar la tarta de "ojos con sangre" (¡lo que me costó que los ojos se sumergieran en la gelatina!, una auténtica pesadilla!) y las uñas de vampiro. Miré el reloj y sentí que el tiempo me apresaba. Rápidamente acicalé a mi pequeño, preparé su cena, me restauré como pude y según entró Alonso por la puerta, le besé y me despedí de él.
-Cielo, me voy, tengo cena con las "dominicas". En breve, vendrá Diego que se ha ido a casa de Acasuso, Álvaro ya está duchado... Te quiero... ¡Cuídame a las fieras!... Ah, ten cuidado con las telas de araña y que Lucas no clave sus uñas en el ataúd de Drácula...
Alonso, asintió y ni me contestó (¿pensará que estoy loca?).
Pasé a recoger a Marta y nos juntamos con el resto (Marisa, Sylvia y Mamen) en el restaurante "Tomate" (súper "in", que para eso somos dominicas). La velada estuvo salpicada de anécdotas, risas, alguna que otra crítica (¡que somos dominicas y no lo podemos evitar!, je, je) y muchas dosis de felicidad. Sin darnos cuenta entre mojitos y gin-tonics nos dieron las tres de la mañana. Sonreí feliz, ¡iba a tener ojeras naturales en Halloween!
El sábado brinqué de la cama a las diez, preparé los "mocos con huevo", "las lombrices asquerosas", "el sorbete de monstruo"...
-¿Vas a venir al fútbol? -me preguntó mi Alonso al verme tan atareada.
-Por supuesto, amor.
Y allí me fui yo, la gran forofa del "Santa María de Hispanidad" a gritar como una loca, a animar y a disfrutar, a disfrutar porque ganamos.
Salimos ilusionados y pletóricos del partido.
-Alonso, ahora que lo pienso hay mucha comida para cenar pero nada para comer...
-Venga, vampirilla, nos vamos a un italiano a comer.
Por fin, a las ocho de la tarde comenzó la invasión: vampiros, esqueletos, zombis, brujas, arañas... Las pociones mágicas embrujaron el ambiente, la sangre se diluyó entre ojos sangrantes.... La puerta sonaba cada cinco minutos, momias y dráculas pedían caramelos... Todos reímos, soñamos entre telas de arañas, gritamos con los sustos infantiles... Y, como remate final, los fuegos artificiales hicieron sentir a los pequeños monstruos que vivían en un mundo de ensueño. ¡Feliz Halloween!
IMÁGENES DE HALLOWEEN
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