domingo, marzo 26, 2006
Gordóloga o juicio
Después de dos embarazos y de comer como una lima (!menudo placer!), decidí que había que poner límite a tanto exceso de kilos. Lo tuve fácil, varios compañeros me recomendaron a una gordóloga fantástica que conseguía que la gente adelgazase y encima tomara bocadillos. Me fui como una loca a su consulta y me mentalicé a base de bocatas de pan tumaca, morcilla, salmón... Adelgacé y me quedé muy mona (bueno, yo siempre me veo muy mona). Total, tiré toda la ropa que me quedaba grande y le di un fantástico repaso a la Visa. Todo el día gastando y mejorando la economía del pequeño y gran comercio. Abandoné la dieta y por un motivo muy claro adelgacé más y más. Era una dieta compleja, pero muy efectiva: "la dieta juicio". Fue fantástica y me quedé en los huesos. Hace tiempo que finalizó el proceso judicial y ahora voy notando como los kilos vuelven a acaparar espacio. Tampoco mucho, pero lo justo para que ponga freno a la invasión de calorías. Además, la semana que viene sacaré mis cajas con la ropa de primavera-verano y como algo no me quepa me voy a hundir. Mi dilema: ¿hago la dieta bocata o la dieta juico? No sé, no lo tengo nada claro. La del bocata es fácil de seguir, pero últimamente no tengo mucha fuerza de voluntad. La del juicio te hunde y no hace falta fuerza de voluntad, aunque tiene sus inconvenientes: hay que inflarse a tomar lexatines y las ojeras, la verdad, no me favorecen mucho. Uff, qué dudas tan existenciales.
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