martes, marzo 28, 2006
Paranoia matutina
Hace media hora que me he despertado, pero no soy capaz de moverme. Ni siquiera me atrevo a girar la cabeza o a estirar el brazo para comprobar si él está tumbado en la cama.
Empecemos por el principio.
Anoche, a las dos y media de la madrugada, escuché un ruido extraño en casa. Me incorporé y zarandeé a mi marido con brutalidad.
-!Despierta, despierta, alguien ha entrado en casa!
Él brincó, me miró asustado y preguntó somnoliento.
-¿Y qué quieres qué haga?
-Menuda pregunta. Corre, baja a ver qué sucede. Yo me quedo cuidando a los niños. Venga, date prisa.
-¿Seguro?
-No, si quieres les llamamos y les hacemos un hueco en la cama. Anda, ten cuidado y coge el móvil por si tienes que llamar a la policía.
-¿No lo habrás soñado?
-!Que no!. Te juro que he oído unos ruidos muy extraños. Creo que están abajo desmontando el ordenador.
Temblando empezó a descender por la escalera. Y ésa es la última escena de él que recuerdo, porque al poco rato me acurruqué entre las sábanas y, no sé cómo, caí en un profundo sueño.
Sigo petrificada, inmóvil, incapaz de mover ni un centímetro de mi cuerpo. La imaginación da para mucho. A grosso modo resumiré las opciones que tengo:
A/ Lo han secuestrado.
B/ Lo han matado.
C/ Lo han herido de gravedad.
D/ No le ha ocurrido nada, pero mañana presentará los papeles de separación.
Si han acontecido los casos A, B o C tendré que llamar a la policía. Vendrán los CSI españoles (uff, menos mal que anoche dejé bien colocadita la casa) y deberé explicarles lo sucedido. Pero, !cómo les voy a decir que me quedé profundamente dormida mientras mi marido luchaba contra unos ladrones!. La gente que me conoce sabe que mi sueño es muy profundo pero puede que el inspector Pérez (Grissom, en EEUU) no lo entienda. Incluso son capaces de pensar que lo he planeado todo para que lo asesinaran y así cobrara el seguro. !Además hace unos días firmó el testamento y yo soy la única beneficiaria! Y si investigan deducirán que soy una persona conflictiva; que tengo contactos con abogados; que escribo un blog donde de vez en cuando le despellejo (siempre desde el amor y el afecto, !que quede claro!); que me enfado frecuentemente... En definitiva, !soy culpable!: me mandarán a la cárcel (mi relación con los jueces siempre ha sido nefasta), mis hijos se quedarán solos, tendrán contacto con el mundo de la droga, despreciaran a su madre (osea, a mí)...
Un ronquido estruendoso me hace salir de mi paranoia matutina. Está vivo. Me giró velozmente, me abalanzo sobre él, le abrazo con pasión, le beso con locura.
-Alonso, qué ilusión, pensé que estabas muerto.
-Muy graciosa, Peña. Si por ti fuera me podían haber acribillado y tú seguirías plácidamente dormida. Eres la leche.
-Hombre, no es para tanto. Además, seguro que con el disparo me habría despertado. Pero, ¿dónde vas?
-Al abogado, bonita, al abogado.
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..pero bonita, qué pasó, sabemos lo que él va a hacer, pero... y anoche? Cuenta, no te calles
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