El lunes, como todos los lunes, tocaba piscina. Así que me colgué la mochila a los hombros, cogí a mis niños y nos fuimos hacia allí. Antes de llegar una monitora paró su coche a nuestro lado.
-¿Vais a la piscina? -preguntó con cara seria.
-Sí.
-Es que hoy la piscina está cerrada. Ha muerto Doña Carmen y nos vamos todos al entierro.
-Vaya, cuánto lo siento -contesté a la monitora mientras le daba el pésame.
Y olvidé lo sucedido, pero Álvaro no. Antes de dormirse me interrogó con preocupación.
-Mamá, ¿mañana tengo piscina?
-No
-Claro, como hay una mujer "morida" en la piscina...
-No, Álvaro, no hay ninguna mujer muerta en la piscina.
-Sí, que lo ha dicho la monitora...
-Ha dicho que estaba malita.
-No, yo la he oído: hay una mujer "morida" en la piscina. Así que no quiero ir porque hay una mujer "morida" nadando en ella.
Hoy viernes tiene clase de natación y esta mañana me ha preguntado: ¿habrán quitado a la mujer "morida" de la piscina?
Ay, pobrecito mi niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario