Jamás te olvidaré, mi adorada Yoda, y nunca sabrás cuánto has hecho por mí.
RELATO DE UN ASESINATO
La noche del sábado mi hijo Álvaro paseaba a Yoda con su correa por la calle Asura, cercana a Arturo Soria (Madrid). Un perro de la raza american stanford salió de un chalet, se abalanzó sobre el cuello de mi pequeña schnauzer y la asesinó. Álvaro nos llamó llorando. Diego sin calzarse corrió en su ayuda. Juanfran y yo acudimos en coche. Sobre el asfalto, el cuerpo inerte de Yoda y un río de sangre. Al cabo de una llamada desesperada, en el siniestro se personaron cinco patrullas de Policía. Un tímido latido en el corazón de Yoda despertó nuestra ilusión. En uno de los coches patrulla, me trasladaron a toda velocidad a una clínica veterinaria de urgencias. Yoda no resistió, falleció en mis brazos. Los policías informaron a mi marido y mis hijos de que el chalet era una casa okupada, que ese mismo animal había matado a otro perro hacía una semana, pero que ellos estaban atados de pies y manos, que no podían entrar en la vivienda sin una orden. Nos personamos en la comisaría para denunciar los hechos a la espera de la decisión judicial. Todo depende del juez, de su juicio profesional. Esa bestia animal no puede seguir viva, y los dueños deben ser sancionados, tanto si son okupas como marqueses. Han matado a nuestra mascota y la ley nos debe amparar.Los perros son buenos por naturaleza, la maldad se la transmite el hombre.
Gracias a la policía de la comisaría de Hortaleza por su diligencia, afecto y gran acción (aunque limitada por la ley).
Yoda, mi amor, mi perrita del alma, siempre estarás en nuestro corazón. Te lloramos, te añoramos tanto, tanto... Tú has sido nuestra canina felicidad.
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