Prueba superada. Después de una semana a base de comer judías verdes, cenar judías verdes y no desayunar (me estoy planteando registrar mi dieta), quepo en el vestido para el bodorrio de mañana. Y menos mal, porque con el pastón que me estoy gastando en mis mejoras personales y lo que me va a generar la comunión de Diego no estoy como para comprarme otro modelito. Y encima este cúmulo de situaciones está agravando mi relación de pareja.
-¿Qué tal el día? -pregunta mi Alonso con el cansancio reflejado en sus canas.
-Bien, he estado con Gregorio y me ha dado mi masaje semanal. Fíjate, estoy tan mal que me ha colocado estos esparadrapos estilo Beckam. Me ha dicho que es lo último de lo último.
-Pero si tú no eres deportista.
-Ya, pero, pero... Bueno, qué pesadito estás hoy. Además, he escogido las de color rosa para ir más divina.
-Si te mejoran algo... Por cierto, mañana tengo una comida.
-Huy, qué bien, porque yo tampoco podré venir a casa.
-¿Y eso?
-Tengo hora con Patricia.
-¿Y esa quién es?
-Pues la esteticién.
-Ah, ¿y qué te va a hacer?
-Nada, cosas de mujeres. Y pasado tengo cita con Antonio.
-¿Antonio?
-Sí, el dentista, tengo limpieza de boca.
-Vives como una reina.
-No, querido, si viviera como una reina no tendría todo el cuerpo contracturado, ni sufriría tanto con las tensiones y contrataría el catering de El Bulli. Oye, ¿has pensado lo de las mesas?
-¿Qué mesas?
-Pues las de la comunión de tu hijo...
-No mentes el tema, no mentes el tema, a ver si me voy de viaje ese fin de semana...
-Vale, tú vete de viaje, pero no cuentes con volver, querido.
-Ay, qué poco sentido del humor tienes, querida.
-Sí, querido, si como le he dicho a una amiga: el 16 Diego hace la comunión y el 17 me separo.
-Te noto muy guasona.
-No lo sabes bien, amor.
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