¿Alguien tiene alguna duda sobre transformadores o necesita localizar una tienda de electrónica? Desde la subida de tensión de Unión Fenosa (los odio) me he convertido en una experta en cuestiones electrónicas, he entablado una curiosa amistad con un cubano que me asesora y facilita todos los aparatos que necesito y gracias a él he podido reparar la Wii, los discos duros, la pantalla del ordenador... Vamos, que me quiero mucho (estado habitual en mí que no sé qué es la modestia). Además, después de lavarme el pelo con agua gélida y congelar la única neurona que tengo activa a primera hora de la mañana, apareció el técnico de Saunier Duval, cambió un fusible y arregló la caldera; el operario de Telefónica me puso en contacto con el mundo exterior (¡tres días sin internet, una pesadilla!); y compramos una nevera (¡aún tengo la vieja en la cocina porque el perito no se ha dignado a venir por casa!). Pese a las reparaciones y nuevas adquisiciones, tanto estrés acabó con mis energías y noté como mi transformador personal se desconectaba.
-Alonso, no tengo fuerzas, estoy más rota que el televisor -gemí al tumbarme en el sofá.
-No exageres, tú nunca te cansas -contestó sin prestarme gran atención.
-Bueno, te dejo a los peques que tengo cena con las mamás de la clase de Diego.
-Ves como no estás tan cansada... Te conozco como si te hubiera parido...
Le miré con mis ojos asesinos y partí a degustar un refrescante vino rosado, unas suculentas tapitas y un atracón de risas. Volví a casa a las dos y media de la mañana. Mi adicción a internet me obligó a curiosear por twitter y me enganché a todas las noticias relativas a la muerte de Michael Jackson y Farrah Fawcett (¡y corría el rumor de que también había fallecido Jeff Goldblum!)... A las cuatro invadí la cama. "¡Menos mal que estabas súper cansada!", suspiró Alonso al sentirme junto a él. Pensé en darle un codazo y tirarle al suelo, pero el cansancio no encontró las fuerzas... Otro día lo haré, seguro.
domingo, junio 28, 2009
martes, junio 23, 2009
Roto al cuadrado
El 21 de junio no es el cumpleaños de nadie que yo conozca, ni mi aniversario, ni nada de nada... Pero desde este año será el día fatídico, el día horroroso, el día en que todo se desmoronó. El drama comenzó a primera hora de la mañana. Alonso me despertó a las nueve. Abrí los ojos con cansancio, sin haberme recuperado de la cena con Javier y Mariluz y recordando mi último gin-tonic.
-¿Por qué me despiertas?
-Ocurre algo extraño. Ven -somnolienta bajé por las escaleras y mi mal humor mostraba mi enfado por haber madrugado un domingo-, han saltado los plomos...
-¿Y?
-Mira qué raro.
Subió de nuevo los plomos y la casa relució como si todos los focos del estadio Bernabéu se hubieran instalado en el salón. Los plomos volvieron a saltar.
-¿Por qué hay tanta luz? -le pregunté cegada por el resplandor.
-Ni idea.
Desde el jardín grité como una italiana a mis vecinos. Ellos tampoco tenían luz. Llamamos a Unión Fenosa y mandaron una patrulla de operarios. La avería -producida por una subida de tensión- parecía severa, picaron la acera y empezaron a buscar la causa. A las dos y media de la tarde volvió la luz.
-Uff, menos mal -suspiré- voy a preparar la comida.
La cocina olía a quemado. El operario nos indicó que ya estaba todo solucionado y que comprobáramos que todo funcionaba. Y comenzó el caos. Alonso empezó a gritarme los desperfectos.
-Han estallado tres bombillas. La caldera no funciona... Sigo comprobando...
De pronto la nevera soltó un chispazo.
-¡No! -grité desesperada.
Al cabo de una hora más que desesperada estaba neurótica perdida. Los daños eran innumerables: televisor, caldera, nevera, wii, equipo de música, teléfonos, dos discos duros, reuter (imagenio, adsl, wifi)... Y lo peor: el ordenador y su pantalla.
Intenté contener las lágrimas.
-Alonso, mañana tengo que presentar un trabajo como haya perdido todo me muero...
-Tranquila.
-¡Pero si hoy es domingo!
-Llama a Pablo a ver si le podemos llevar el ordenador y los discos duros.
Dejamos a los niños en casa de los vecinos y partimos con todo el equipo informático. Tras cientos de operaciones salvó el disco duro y prometió conseguirme la fuente de alimentación para el día siguiente.
Volvimos agotados, sin fuerzas y con una ira incontenible hacia Unión Fenosa. Pero aún nos quedaba más. Según aparcamos fui a recoger a Álvaro.
-¿Dónde está Diego? -pregunté a Silvia.
-Se ha ido con Ives y Stéphan a montar en monopatín. Mira, ya vuelven... ¡Qué raro no han estado ni media hora!
Abrieron la puerta del coche y escuché el llanto de Diego.
-¿Qué ha pasado? -pregunté con el estómago cerrado.
-Ay, Emma, lo siento, Diego se ha caído y le duele mucho la muñeca... -me explicó Ives.
-Tranquilo, no pasa nada... Venga Diego al coche, nos vamos a urgencias... Alonso, me voy al hospital Diego se ha caído.
-Estás de coña, ¿no?
-No, no estoy de coña.
Dos horas en urgencias. El rodete del radio distal roto y una escayola hasta el codo. Mínimo, tres semanas.
-Mamá, se nos rompe la casa entera y ahora me rompo yo. -sollozó mi niño.
-Tranquilo, cielo.
-¿Podré ir al campamento de verano?
-No.
-¿Por qué?
-Porque es un campamento multiaventura con rafting, caballos... Y así no puedes ir.
A las doce llegué a casa sin energías, sin nevera, sin ordenador, sin agua caliente, sin wii, sin... Y con mi hijo escayolado.
Jodido 21 de junio.
PD. Parece que el gafe se ha instalado en mi persona. Un consejo: alejaros de mí...
-¿Por qué me despiertas?
-Ocurre algo extraño. Ven -somnolienta bajé por las escaleras y mi mal humor mostraba mi enfado por haber madrugado un domingo-, han saltado los plomos...
-¿Y?
-Mira qué raro.
Subió de nuevo los plomos y la casa relució como si todos los focos del estadio Bernabéu se hubieran instalado en el salón. Los plomos volvieron a saltar.
-¿Por qué hay tanta luz? -le pregunté cegada por el resplandor.
-Ni idea.
Desde el jardín grité como una italiana a mis vecinos. Ellos tampoco tenían luz. Llamamos a Unión Fenosa y mandaron una patrulla de operarios. La avería -producida por una subida de tensión- parecía severa, picaron la acera y empezaron a buscar la causa. A las dos y media de la tarde volvió la luz.
-Uff, menos mal -suspiré- voy a preparar la comida.
La cocina olía a quemado. El operario nos indicó que ya estaba todo solucionado y que comprobáramos que todo funcionaba. Y comenzó el caos. Alonso empezó a gritarme los desperfectos.
-Han estallado tres bombillas. La caldera no funciona... Sigo comprobando...
De pronto la nevera soltó un chispazo.
-¡No! -grité desesperada.
Al cabo de una hora más que desesperada estaba neurótica perdida. Los daños eran innumerables: televisor, caldera, nevera, wii, equipo de música, teléfonos, dos discos duros, reuter (imagenio, adsl, wifi)... Y lo peor: el ordenador y su pantalla.
Intenté contener las lágrimas.
-Alonso, mañana tengo que presentar un trabajo como haya perdido todo me muero...
-Tranquila.
-¡Pero si hoy es domingo!
-Llama a Pablo a ver si le podemos llevar el ordenador y los discos duros.
Dejamos a los niños en casa de los vecinos y partimos con todo el equipo informático. Tras cientos de operaciones salvó el disco duro y prometió conseguirme la fuente de alimentación para el día siguiente.
Volvimos agotados, sin fuerzas y con una ira incontenible hacia Unión Fenosa. Pero aún nos quedaba más. Según aparcamos fui a recoger a Álvaro.
-¿Dónde está Diego? -pregunté a Silvia.
-Se ha ido con Ives y Stéphan a montar en monopatín. Mira, ya vuelven... ¡Qué raro no han estado ni media hora!
Abrieron la puerta del coche y escuché el llanto de Diego.
-¿Qué ha pasado? -pregunté con el estómago cerrado.
-Ay, Emma, lo siento, Diego se ha caído y le duele mucho la muñeca... -me explicó Ives.
-Tranquilo, no pasa nada... Venga Diego al coche, nos vamos a urgencias... Alonso, me voy al hospital Diego se ha caído.
-Estás de coña, ¿no?
-No, no estoy de coña.
Dos horas en urgencias. El rodete del radio distal roto y una escayola hasta el codo. Mínimo, tres semanas.
-Mamá, se nos rompe la casa entera y ahora me rompo yo. -sollozó mi niño.
-Tranquilo, cielo.
-¿Podré ir al campamento de verano?
-No.
-¿Por qué?
-Porque es un campamento multiaventura con rafting, caballos... Y así no puedes ir.
A las doce llegué a casa sin energías, sin nevera, sin ordenador, sin agua caliente, sin wii, sin... Y con mi hijo escayolado.
Jodido 21 de junio.
PD. Parece que el gafe se ha instalado en mi persona. Un consejo: alejaros de mí...
martes, junio 16, 2009
San Fermín del Rocío
Boleros de fondo, la piscina en el jardín, el sol abrasador... "¡El verano ya está aquí!" grité en mitad de la cocina mientras preparaba un delicioso salmorejo y una ensaladilla rusa ("pa chuparse los dedos"). Decidido, hoy me salto la dieta, ¡qué disfruten mis lorcillas! La emoción me tenía pletórica hasta que descubrí de qué debían ir disfrazados mis hijos en la fiesta de fin de curso: Diego de sanfermín y Álvaro de rociero. ¡Toma ya! Vamos, que a puntito estuvo el salmorejo de convertirse en gazpacho antes de que me diera el soponcio. Céntrate, Emma, céntrate, me dije según picaba los huevos duros de la ensaladilla, que tú puedes con esto y con mucho más, querida. Dejé el salmorejo y la ensaladilla enfriar en la nevera y partí con la visa en mano a la busca de un pantalón blanco, una camiseta, unas zapatillas... Misión cumplida. Lo sencillo estaba apañado pero aún me quedaba lo peor: el pañuelito de sanfermín y el traje de rociero (¡con lo que odio las sevillanas!). Menos mal que las amigas siempre te solucionan los problemas: Yolanda me dejó un pantalón negro, Conchi me compró el sombrero, encontré un fajín rojo en mi baúl de disfraces... Ay, y dónde consigo el pañuelito...
Por la noche Alonso y yo atacamos al salmorejo y la ensaladilla.
-Emma, está todo buenísimo...
-Ya.
-¿Qué te ocurre?
-El pañuelo.
-¿Qué pañuelo?
-El que necesita Diego para su disfraz de fin de curso...
-Por cierto, mañana tengo una presentación con los de turismo de Navarra.
-¡¡¡El pañuelo!!!
-Pero, ¿qué te pasa con el pañuelo?
-Que Diego tiene que ir de sanfermin.
-Y...
-Pues mañana pídeles a los de Navarra que te den un pañuelo...
-Emma, cada día estás peor.
-O me consigues el pañuelo o no comes salmorejo en todo el verano.
-Bueno, tú tranquila... -suspiró rebañando las últimas gotitas de mi delicioso salmorejo.
Preguntas con misterio:
Tantas preguntas y tan pocas respuestas...
Por la noche Alonso y yo atacamos al salmorejo y la ensaladilla.
-Emma, está todo buenísimo...
-Ya.
-¿Qué te ocurre?
-El pañuelo.
-¿Qué pañuelo?
-El que necesita Diego para su disfraz de fin de curso...
-Por cierto, mañana tengo una presentación con los de turismo de Navarra.
-¡¡¡El pañuelo!!!
-Pero, ¿qué te pasa con el pañuelo?
-Que Diego tiene que ir de sanfermin.
-Y...
-Pues mañana pídeles a los de Navarra que te den un pañuelo...
-Emma, cada día estás peor.
-O me consigues el pañuelo o no comes salmorejo en todo el verano.
-Bueno, tú tranquila... -suspiró rebañando las últimas gotitas de mi delicioso salmorejo.
Preguntas con misterio:
- ¿Conseguirá el pañuelo?
- ¿Es cierto que los de sanfermín también llevan un pañuelo rojo atado a la cintura? (¡que me va a dar algo!)
- ¿Terminaré yo atada a la silla de un loquero?
Tantas preguntas y tan pocas respuestas...
lunes, junio 15, 2009
Desierto
El bosque frondoso de árboles era ruidoso y alegre. Poco a poco se empezó a talar: paulatinamente algunos troncos caían, desde los centenarios a los esquejes que aún no habían asentado sus raíces. Las pequeñas calvas del terreno eran casi imperceptibles. Hasta que un día los motores de una máquina repleta de sierras eléctricas empezaron a rugir. El bosque frondoso ahora es un desierto silencioso y la alegría se ha escondido entre los finos granos de arena. ¿Surgirá algún oasis entre tanta desertización?
sábado, junio 13, 2009
Más piscina
Seis niños, cinco adultos y un día de piscina. Un sábado perfecto para llegar agotada a casa. Agotada de no hacer nada porque mi hermano ha ejercido de tío ejemplar y ha entretenido a los infantes todo el día. ¡Incluso se los ha llevado a ver los trenes! Pero una sesión continua de cotorreo marujil con mi prima María y Virginia, varios chapuzones, zampar de lo lindo y unos vasitos de vino agotan a cualquiera.
-Mamá, en la tele ponen "Terminator3". ¿Te quedas a verla con nosotros? -me suplica Diego a las once de la noche.
El panorama era enternecedor: Álvaro soñando en el sofá, Alonso y Diego disfrutando de la película...
-No, cielo, me subo al cuarto a leer un poco.
Abro el libro y noto como el sueño me empieza a vencer. No doy crédito. ¡Si solo son las doce de la noche! Me dejo mecer por el cansancio. Por fin voy a dormir. A la media hora noto que alguien enciende la tele del cuarto, que dos cuerpos se tumban junto a mí, los instintos asesinos me despiertan y un grito agudo sale de mi boca.
-¡Yo os mato! Para un día que me duermo pronto vais y me despertáis...¡¡#@... Perfecto, ya me habéis desvelado, a ver ahora cómo me vuelvo a dormir
Alonso y Diego miran estupefactos mi ataque de ira.
-Pero si solo faltan dos minutos para que acabe la peli... No exageres, Emma.
-#@$@
Salgo al jardín. Me fumo el único cigarro que tengo. Me planteo como todos los días dejar de fumar. Bajo al ordenardor, rebusco algunas recetas para la thermomix. El llanto de Álvaro me hace subir las escaleras de tres en tres.
-Tengo alergia, mamá -lloriquea sin consuelo.
Polaramine, crema para la dermatitis...
-Venga, duérmete, cielo.
Mi tropa masculina descansa plácidamente. Deambulo por el salón. Bajo al cuarto de estar. No tengo tabaco, no tengo sueño y... ¡Aún no ha salido el tercer libro de Stieg Larsson! Maldito insomnio loco.
PD. Álvaro lloró más de dos horas. El dolor le martilleaba el oído y parte de la mandíbula.
3 de la mañana. Me visto, cojo el coche y me voy con él a urgencias del Ramón y Cajal. Paperas, otitis... La pediatra no puede diagnosticar con seguridad. Volvemos con toda la medicación a las 5 de la mañana. Los nervios me mantienen despierta hasta las 5,30... Su dolor se disipa, es hora de dormir...
-Mamá, en la tele ponen "Terminator3". ¿Te quedas a verla con nosotros? -me suplica Diego a las once de la noche.
El panorama era enternecedor: Álvaro soñando en el sofá, Alonso y Diego disfrutando de la película...
-No, cielo, me subo al cuarto a leer un poco.
Abro el libro y noto como el sueño me empieza a vencer. No doy crédito. ¡Si solo son las doce de la noche! Me dejo mecer por el cansancio. Por fin voy a dormir. A la media hora noto que alguien enciende la tele del cuarto, que dos cuerpos se tumban junto a mí, los instintos asesinos me despiertan y un grito agudo sale de mi boca.
-¡Yo os mato! Para un día que me duermo pronto vais y me despertáis...¡¡#@... Perfecto, ya me habéis desvelado, a ver ahora cómo me vuelvo a dormir
Alonso y Diego miran estupefactos mi ataque de ira.
-Pero si solo faltan dos minutos para que acabe la peli... No exageres, Emma.
-#@$@
Salgo al jardín. Me fumo el único cigarro que tengo. Me planteo como todos los días dejar de fumar. Bajo al ordenardor, rebusco algunas recetas para la thermomix. El llanto de Álvaro me hace subir las escaleras de tres en tres.
-Tengo alergia, mamá -lloriquea sin consuelo.
Polaramine, crema para la dermatitis...
-Venga, duérmete, cielo.
Mi tropa masculina descansa plácidamente. Deambulo por el salón. Bajo al cuarto de estar. No tengo tabaco, no tengo sueño y... ¡Aún no ha salido el tercer libro de Stieg Larsson! Maldito insomnio loco.
- Pensamiento filosófico: "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". Si conoces a la persona, le consuelas, le animas, le intentas aconsejar... La tercera vez que tropieza, con cansancio, repites la operación. La cuarta vez asumes que es masoca, que le gusta la piedra y lo mejor es alejarse del camino.
PD. Álvaro lloró más de dos horas. El dolor le martilleaba el oído y parte de la mandíbula.
3 de la mañana. Me visto, cojo el coche y me voy con él a urgencias del Ramón y Cajal. Paperas, otitis... La pediatra no puede diagnosticar con seguridad. Volvemos con toda la medicación a las 5 de la mañana. Los nervios me mantienen despierta hasta las 5,30... Su dolor se disipa, es hora de dormir...
viernes, junio 12, 2009
Vicios
La culpa como es habitual es de mi Alonso, que fomenta todos mis vicios y así voy a acabar mal, muy mal. Por ejemplo, comienzo la "operación biquini-antilorcillas" y aparece en casa con un "regalito" para mí: helado de tarta de queso de Mercadona (¡el que más me gusta!). Tuerzo el morro y pongo cara mosqueo (¡la tengo súper dominada!).
-Alonso, ¡pero si estoy con mi operación biquini!
-Anda, no seas tonta, que estás fantástica.
Y digo yo, si él opina así me tendré que conceder el capricho.
Dos cucharitas, una serie de televisión y el helado desaparece en un abrir y cerrar de ojos.
-¡No vuelvas a comprar helado hasta el mes que viene! -le grito mientras rebaño los últimos centímetros de helado.
Ahora me regaña porque soy una adicta al ordenador, pero ¿quién me guió hace años a crear mis blogs?, ¿quién me regaló una súper cámara digital para mantener mi facebook al día?, ¿acaso él no es otro vicioso de la tecnología?
Si a esto le unimos mis vicios legendarios: tabaco, coca-cola light... y la apertura de la estación estival, las barbacoas, la piscina... Ay, y esta semana no he ido al gimnasio.
Vuelvo a las andadas.
-Alonso, ¡pero si estoy con mi operación biquini!
-Anda, no seas tonta, que estás fantástica.
Y digo yo, si él opina así me tendré que conceder el capricho.
Dos cucharitas, una serie de televisión y el helado desaparece en un abrir y cerrar de ojos.
-¡No vuelvas a comprar helado hasta el mes que viene! -le grito mientras rebaño los últimos centímetros de helado.
Ahora me regaña porque soy una adicta al ordenador, pero ¿quién me guió hace años a crear mis blogs?, ¿quién me regaló una súper cámara digital para mantener mi facebook al día?, ¿acaso él no es otro vicioso de la tecnología?
Si a esto le unimos mis vicios legendarios: tabaco, coca-cola light... y la apertura de la estación estival, las barbacoas, la piscina... Ay, y esta semana no he ido al gimnasio.
Vuelvo a las andadas.
martes, junio 09, 2009
Mi amiga
Hay amistades que se afianzan con el paso de los años y la nuestra fue así. Comenzamos nuestra andadura profesional en el mismo lugar, hace 16 años. Dos "pipiolas" en mitad de una marabunta. Los cierres hasta altas de la mañana, el buen ambiente que nos rodeaba, las luchas por un contrato, las confidencias... nos fueron uniendo. En unas cuantas líneas no se puede resumir todo lo que hemos vivido, vidas tan parejas. Bodas, nacimientos, risas, cambios de domicilio... Y, cómo no, nuestras cenas de mujeres que se alargaban hasta altas horas de la mañana con un buen vino entre las manos y que siempre mantendremos. Compartíamos hasta la cara ojerosa del día siguiente (¡qué bueno fue mi truco!).
La prohibición de fumar en los lugares de trabajo nos hizo pasear cientos de veces por el interminable pasillo hasta el taller y allí disfrutar de nuestro vicio nicotínico rodeadas de conversaciones dispares: menús de cocina, secretos de mujeres, cotilleos, alguna que otra crítica (¡cómo negarlo!), cine, risas y mucha confianza.
De pronto hace dos meses llegó el batacazo: ella estaba en la lista.
Mañana firma su finiquito y no sé cómo aguantar las lágrimas, cómo decirle que la voy a echar mucho de menos, que no me parece justo, que... Y el doloroso goteo seguirá su curso y el drama se multiplicará.
La prohibición de fumar en los lugares de trabajo nos hizo pasear cientos de veces por el interminable pasillo hasta el taller y allí disfrutar de nuestro vicio nicotínico rodeadas de conversaciones dispares: menús de cocina, secretos de mujeres, cotilleos, alguna que otra crítica (¡cómo negarlo!), cine, risas y mucha confianza.
De pronto hace dos meses llegó el batacazo: ella estaba en la lista.
Mañana firma su finiquito y no sé cómo aguantar las lágrimas, cómo decirle que la voy a echar mucho de menos, que no me parece justo, que... Y el doloroso goteo seguirá su curso y el drama se multiplicará.
domingo, junio 07, 2009
Regreso al pasado
El bombardeo de e-mails duró más de una semana. Por fin la cita tomó cuerpo: sábado, 21:30 h., Malevos. Poco a poco todos aparecimos, sonreímos, nos saludamos, nos besamos y empezamos a contar nuestras batallitas. 21 años nos separaban desde la última vez que acudimos juntos a clase. Y, para qué negarlo, estábamos mejor que nunca.
Cervezas, vino, carpaccio de salmón, pulpo a la gallega, gin-tonic, ron con coca-cola... Las bebidas, los picoteos y los cotilleos nos mantuvieron reunidos hasta pasadas las cuatro de la mañana. Un éxito de fiesta.
Tal como somos, tal como éramos. FOTOS
sábado, junio 06, 2009
Malditos roedores
Después de devorarme el segundo libro de Stieg Larsson noto como el sueño me ha dejado en el olvido. Son las dos de la mañana, giro por la cama y me desespero. Desciendo la escalera y voy a la cocina para salir al jardín a fumarme un cigarro. "Tengo que abandonar este vicio", pienso como todos los días. Lucas, el gato, maúlla en una pequeña ventana. Quiere entrar a casa. Me acerco, abro el cristal y veo como una bola gris cae sobre la encimera. Grito. Lucas salta a mis pies y se arremolina en mis piernas para que le ponga algo de comida. Sigo gritando. Cojo a Lucas y lo deposito sobre la encimera.
-¡¡Mátalo, mátalo!!
Lucas me mira perplejo.
-¡¡Venga, mátalo!!
Muevo la thermomix y la pequeña bola gris sale corriendo.
-¡¡Lucas, narices, coge al ratón!!
Desplazo la freidora y siento como el ataque de pánico e histeria me domina.
-¡¡Mátalo!! -vocifero desesperada- ¡¡Alonso, Alonso!!
Alonso, dormido, tampoco me hace caso.
-¡¡¡¡ALONSO!!!
-¿Qué ocurre? -pregunta somnoliento.
-Ha entrado por la ventana un ratón de campo. Ay, qué asco. Haz algo, por Dios -le explico mientras le empujo a la cocina y cierro la puerta con las tres fieras dentro.
Escucho como mueven todos los cacharros de la cocina, como se abre la puerta del jardín y vuelve Alonso con su cara somnolienta.
-Ya no hay ratón. Me voy a dormir. -suspira con voz onírica.
-¡Qué horror, con este susto seguro que ya no duermo! -exclamo en el silencio de la noche. Nadie me contesta.
Salgo al jardín deseosa de fumarme mi cigarro. Observó a Lucas devorar su manjar: el ratón.
-¡Ay, qué asco! -grito en la oscuridad. Me encierro rápidamente en la cocina y decido fumar en la tranquilidad del hogar.
¡¡Malditos roedores!!
-¡¡Mátalo, mátalo!!
Lucas me mira perplejo.
-¡¡Venga, mátalo!!
Muevo la thermomix y la pequeña bola gris sale corriendo.
-¡¡Lucas, narices, coge al ratón!!
Desplazo la freidora y siento como el ataque de pánico e histeria me domina.
-¡¡Mátalo!! -vocifero desesperada- ¡¡Alonso, Alonso!!
Alonso, dormido, tampoco me hace caso.
-¡¡¡¡ALONSO!!!
-¿Qué ocurre? -pregunta somnoliento.
-Ha entrado por la ventana un ratón de campo. Ay, qué asco. Haz algo, por Dios -le explico mientras le empujo a la cocina y cierro la puerta con las tres fieras dentro.
Escucho como mueven todos los cacharros de la cocina, como se abre la puerta del jardín y vuelve Alonso con su cara somnolienta.
-Ya no hay ratón. Me voy a dormir. -suspira con voz onírica.
-¡Qué horror, con este susto seguro que ya no duermo! -exclamo en el silencio de la noche. Nadie me contesta.
Salgo al jardín deseosa de fumarme mi cigarro. Observó a Lucas devorar su manjar: el ratón.
-¡Ay, qué asco! -grito en la oscuridad. Me encierro rápidamente en la cocina y decido fumar en la tranquilidad del hogar.
¡¡Malditos roedores!!
miércoles, junio 03, 2009
Resolución final
Martes por la tarde. El optimismo fluye por los pasillos de la redacción. Los miembros del comité animan a los "nominados". "Tranquilos, el ERE no se va a aprobar", aseguran a diestro y siniestro.
Los altibajos anímicos me tienen destrozada. Por un día salgo contenta a recoger a mis hijos. En casa me sumerjo en su mundo paralelo. Sus vocablos me transportan a un planeta extraño: Lugia, Raikuazu, Riolu, Giratina, Picachu, Palquia... (los nombres de los pokémon que tengo que dibujar para que ellos los coloreen y cuelguen en su habitación). "Mamá, eres una artista", gritan felices mientras mi deseo es devorar las últimas páginas de "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", de Stieg Larsson. Después, deberes, duchas... Y Alonso no llega. "¿Qué raro?", pienso al ver las agujas del reloj. Le llamo intrigada.
-¿Tienes mucho follón?
-No. Hay novedades. El Ministerio ha aprobado el ERE.
Me quedo paralizada. Los sentimientos positivos desaparecen en un segundo.
-Pero...
-No sé más, Emma, voy a esperar a ver qué nos cuentan.
Corto la cinta de sajonia de los niños. La tristeza me invade con fuerza. Las lágrimas se asoman a mis ojos, la pena me domina.
-¿Qué te ocurre, mamá? -me preguntan los niños al percibir mi silencio.
-Nada...
¡Cómo explicar este dolor!, ¡cómo contarles que muchos amigos míos se van a ir al paro!, ¡cómo relatar la tristeza vivida estos últimos dos meses!
Los altibajos anímicos me tienen destrozada. Por un día salgo contenta a recoger a mis hijos. En casa me sumerjo en su mundo paralelo. Sus vocablos me transportan a un planeta extraño: Lugia, Raikuazu, Riolu, Giratina, Picachu, Palquia... (los nombres de los pokémon que tengo que dibujar para que ellos los coloreen y cuelguen en su habitación). "Mamá, eres una artista", gritan felices mientras mi deseo es devorar las últimas páginas de "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", de Stieg Larsson. Después, deberes, duchas... Y Alonso no llega. "¿Qué raro?", pienso al ver las agujas del reloj. Le llamo intrigada.
-¿Tienes mucho follón?
-No. Hay novedades. El Ministerio ha aprobado el ERE.
Me quedo paralizada. Los sentimientos positivos desaparecen en un segundo.
-Pero...
-No sé más, Emma, voy a esperar a ver qué nos cuentan.
Corto la cinta de sajonia de los niños. La tristeza me invade con fuerza. Las lágrimas se asoman a mis ojos, la pena me domina.
-¿Qué te ocurre, mamá? -me preguntan los niños al percibir mi silencio.
-Nada...
¡Cómo explicar este dolor!, ¡cómo contarles que muchos amigos míos se van a ir al paro!, ¡cómo relatar la tristeza vivida estos últimos dos meses!
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