viernes, septiembre 29, 2006
Visa a Visa
Hoy estoy en la gloria. Como me tocó trabajar (por decir algo) el pasado fin de semana, me corresponde librar este viernes y el próximo. Esta mañana he saltado de la cama, he preparado a los niños y cuando todos mis hombres me han abandonado, he cogido mi tarjeta de crédito y me he lanzado a la calle. Antes de nada, he llenado la nevera de frutas y hortalizas. Manolo y Rosa, mis fruteros, me han elevado aún más mi ego ("¡Huy, Emma, qué mona estás! ¿Hoy no trabajas?)" y me han mimado regalándome unas sabrosas ciruelas. Después de dejarle toda la compra a Ana, me he ido al casa de mi abuela Avelina porque necesitaba algo muy especial para el regalo que le voy a hacer por su noventa cumpleaños y he bajado a ver a mi padre y mi abuela Mary. Al irme, he dejado a mi padre en "Crátera" y me he cruzado con una amable agente del ayuntamiento que me ha advertido que la próxima vez que deje el coche en una zona de carga y descarga me pondrá una multa de 180 euros "¡chica hoy te has librado por los pelos, si llega a estar de guardia Agustín te calza la multa!". Emocionada porque hoy no le tocaba a Agustín y no me habían puesto la multa, he decidido gastarme el dinero que hubiera pertenecido al ayuntamiento en mí (lógica y justificación femenina). Así que me he ido al Palacio de Hielo y me he comprado unas gafas nuevas. Como aún no me había gastado los 180 euros, me he ido a Zara renovar mi armario con varios pantalones. Mala idea. Allí me ha dado la depresión. Resulta que la moda quiere que luzcamos los distintos modelos de bragas y tangas, y ahora los pantalones son todos de talle bajo. He salido indignada y en Maximo Dutti me han reafirmado la teoría de la moda. Decidido, el lunes, como todos los lunes, me pongo a dieta.
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