martes, abril 03, 2007

Que me sujeten, que me sujeten...

Mi abuela leía el Abc y de pronto gritó.
–¡Emma sale en el periódico!
Alonso observó la foto y comenzó a reírse.
–Emma, corre ven a ver esto –logró decir entre carcajada y carcajada.
Dejé la cocina y me acerqué con cara de perplejidad.
–Mira, sales en una foto –empezó a explicar mi abuela–. De verdad, me he dado un susto al ver la imagen…
Escruté la instantánea y miré perpleja a mi abuela.
–Pero abuela, si es una manifestación de batasuna.
–Ya lo sé, pero no me negarás que esa chica es igual que tú –comentó mi abuela emocionada por haber descubierto un parecido tan claro.
Salvo por el pelo rizado no encontré ninguna similitud con la sucia y hortera batasuna que cubría su cuello con un asqueroso pañuelo hipioso.
–Abuela, por Dios, no me parezco en nada. –dije algo molesta.
–Huy, que no. Diego, ven a ver esta foto. ¿A que es igual que tu madre?
–No, bisabuela, mi madre está más gorda –explicó Diego con un amplio ojo crítico.
Les miré con mala leche y pensé que era el momento de tirarles la bandeja de torrijas que había preparado primorosamente la noche anterior a la cabeza.
–Por cierto, os voy a enseñar la grabación que he hecho esta noche –dijo Alonso una vez superado su ataque de risa y sacando su móvil del bolsillo.
Todos nos acercamos y escuchamos un estruendoso ruido.
–¿Qué es eso? –preguntó Diego.
–Son los ronquidos de tu madre –explicó muerto de risa.
¡Que me sujeten!, ¡que me sujeten!... Hoy soy capaz de matar a toda mi familia.

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